viernes, abril 19 2024

por Palmira Bernard

Han transcurrido siete años desde que la prepotencia y la beligerancia callejera –captada por un tercero– se rebautizó.

Siempre han existido personas violentas que a la menor provocación montan un drama en medio del tráfico o en la entrada de un antro o en la fila de espera de algún restaurante. Antes, estas personas eran simple y llanamente tildadas como “vieja pelada” o “junior mamón”, pero a partir del 2011, a esta clase de personajes (en su parte femenina) se les nombró como “Ladies”.

¿Por qué ladies?

La respuesta es una obviedad, ya que el comportamiento poco elegante de estas mujeres es la manera más irónica de señalar todo lo que se contrapone a los estrictos protocolos de educación de la nobleza (que no existe en México, por cierto).

Una ex participante del reality show “Big Brother”, Azalia Ojeda, “La Negra”, y la ex reina de belleza poblana, Vanessa Polo Cajica, fueron las encargadas de inaugurar esta nueva modalidad de desmán callejero mientras eran captadas arremetiendo contra los policías de un retén anti-alcohol en plena avenida Masaryk.

Las dos alegres comadres sabían perfectamente que estaban siendo filmadas con un celular, sin embargo, no les importó en lo más mínimo, ya que al percatarse de que varios curiosos documentaban el escándalo, en lugar de retirarse o meterse en su vehículo sin hacer más alharaca de su consabida borrachera, invitaron a los reporteros “de ocasión” a que le enviaran la prueba de su quilombo a Joaquín López Dóriga y “al pendejo de Loret de Mola”, así Azalia, quien, con el envalentonamiento típico del dipsómano, parecía no temerle al ridículo.

La escena no tardó en darle la vuelta al mundo.

A la mañana siguiente, estas dos mujeres eran “nota de ocho”, y tal como lo sugirieron (a grito pelado), el primero en presentar el penoso incidente fue “el pendejo de Loret de Mola”.

Facebook y Twitter eran plataformas relativamente nuevas. Lo usuarios apenas estaban aprendiendo el duro oficio de viralizar, sin embargo, el video inundó las redes como reguero de tinta, generando ante todo burlas y linchamientos.

Días posteriores, las dos Ladies rindieron declaración ante el ministerio público. Luego, alejadas de la euforia etílica, salieron a cuadro a ofrecer disculpas públicas por el exabrupto.

El daño ya estaba hecho, y los medios de comunicación hicieron fiesta al encontrar varias lindezas en sus archivos.

El semanario Proceso publicó una nota en la que se confirmó que Azalia era algo así como una especie de aviadora en la Policía Bancaria, es decir, que la reina del insulto más famoso de ese año era también una “asalariada de mierda”.

¿Qué ha sido de las vidas de “Las ladies de Polanco”? Poca cosa.

Azalia revivió de entre los muertos gracias a los quince minutos de fama que le obsequió el video. Se presentó en varios programas y hasta recibió ofertas para posar en revistas. De ahí, el vacío.

Por su parte, Vanessa Polo, reapareció hace un par de años en el programa Chapultepec 18, conducido por López Dóriga.

Cabizbajo, tapada hasta el cuello con un sobrio traje sastre, y francamente humilde, la ex reina de belleza poblana le narró a López Dóriga las vicisitudes con las que ha tenido que lidiar desde que saltó a la fama como “Lady de Polanco”.

Polo confesó entre lágrimas que la consecuencia principal de su desmadrito es que, hasta esa fecha, le había sido imposible encontrar trabajo. Y es que es bien sabido que en estos tiempos –donde primero te googlean y luego existes– el pasado puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo, y poca gente se anima a contratar a un personaje que gritó fuerte y claro que ser “un asalariado de mierda” es, en la escala de valores “Lady”, algo indigno y francamente despreciable.

No cabe duda que cruda de las primeras “Ladies” ha sido muy prolongada, y parece no sanar ni con un mar de Clamato.

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