jueves, abril 18 2024

por Alejandra Gómez Macchia

Grace Balcázar domina diferentes artes, pero el más importante es el de saber vivir.

Si pudiéramos descifrar en una sola palabra a esta mujer, la más precisa sería gratitud. No dicho por una editora o una amiga, sino por ella misma.

Es común encontrarse entre sus publicaciones con esta palabra que de pronto en algunas personas suena hueca o impostada; no en el caso de Grace, ya que a lo largo de su vida ha confrontado y superado situaciones adversas en las que generalmente la gente abdica o reniega de su suerte, mientras ella rebasa por la derecha, y con una sonrisa enorme, se repone y crece.  

Grace transporta esa energía saneada, y la alegría que supone su paso por el mundo, a la pintura.

Su estilo es, más que abstracto, una explosión de textura y color que unifica y traduce su belleza interna con la del entorno y aquello que radica en la imaginación.

Grace no sólo ha utilizado como vehículo de expresión el pincel y el color; ha llevado al radio y a la televisión su entusiasmo por compartir, no sólo sus propias pasiones, sino las de los demás. Esto, en un mundo tan competitivo como en el que vivimos, se llama generosidad.

Quienes la conocen de cerca siempre coinciden con que es un elemento indispensable para la animación de la amistad, la camaradería y la solidaridad.

Al contrario de lo que se piensa, ese viejo mito malditista erigido en el “para crear se debe de echar mano sobre todo de la oscuridad y la amargura”, en Grace no hace ley. Ella cree que la materia prima más importante en cualquier quehacer (no sólo el artístico) es la luz. Es una figura que se transforma constantemente.

De esas pocas personas que caben en todos lados.

Sabe que la salud y la enfermedad son circunstancias azarosas que no deben de afectar nuestros propósitos ulteriores.

Grace es una observadora curiosa del mundo, de las cosas bellas.

Nunca se le verá con una mala cara o actitudes negativas.

Si sabe de algo, eso es de la importancia de hacer felices a quienes la rodean.

Por eso se le ve en grupos completamente disímbolos: apoyando y reconfortando a los otros.

Entre otras actividades, se ha desenvuelto en ambientes aparentemente hostiles, como cuando trabajo con pequeños infractores enseñándoles que existe ese otro lado de la historia, que es generoso, prometedor y luminoso.

En su temporada al lado del profesor Lazcarro, Grace demostró que además de ser una buena alumna, nació con el tacto y el carisma para hacer una publirrelacionista de primera.

En Puebla hay un dicho muy popular: si no tienes un amigo libanés, búscalo.

Sin embargo, en esta ocasión podríamos cambiar un poco las palabras y decir: si no tienes a Grace cerca de tu vida, búscala.

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