jueves, marzo 28 2024

por Carlos Meza Viveros

El rey de los hackers es, sin duda, un genio. Perverso, torvo, pero genio. Estoy hablando por supuesto, de Julián Assange: fundador de una de las plataformas más importantes y polémicas en internet (Wikileaks).

Assange no puede ser considerado jamás un vulgar espía, ya que gracias a sus intromisiones en miles de bases de datos ha quedado al descubierto una cantidad apabullante de tropelías y hasta crímenes de guerra. Assange es un personaje sumamente ambiguo.

¿Es un defensor o un criminal?

Para la mayoría es lo primero, y  nuestro personaje no es un hacker improvisado, sino un matemático serio, un activista, un político, un escritor, un valiente periodista. Un personaje de nivel.

¿Por qué meter a Assange en este texto urgente? La respuesta es sencilla.

Porque hay de hackers a hackers.

Dicen por ahí que hasta en los perros hay razas…

Assange ha sido galardonado con los premios más importantes del mundo al ser considerado un hombre que revela trama siniestras, un bienhechor por encima de un raterillo de datos que ha sido perseguido durante décadas por gente de poder y muchos lo han querido atraer hacia sí para fines no muy altruistas.

Está de más decir que las campañas electorales (no sólo en México, sino en todo el mundo) hoy cuentan con un recurso tan ambiguo como lo es la propia actividad del citado personaje: la información que se mueve en redes. Información que por un lado sirve para difundir propuestas, pero por el otro arroja cientos de toneladas de basura virtual.

Dentro de esa basura virtual se asoman el miedo y la desesperación de los perdedores.

Hay acciones miserables, cutres, que pretenden amordazar la libertad de expresión, y son las huestes infieles del PRIAN quienes han querido socavar el tránsito libre de las ideas.

Nuestra constitución establece los elementos necesarios para que una campaña se lleve de manera transparente y con legalidad, sin embargo, en las últimas horas hemos descubierto un bloqueo a las redes sociales y a las cuentas oficiales de los miembros de nuestro parido MORENA.

Esto es a todas luces una manifestación de temor a la pérdida por parte de los adversarios de Luis Miguel Barbosa, ya que estos hackers están impidiendo que las ideas y las propuestas de nuestro candidato lleguen a la gente por medio de estas plataformas que tanta influencia tienen en nuestros días.

Las personas responsables de este atropello tendrán que rendir cuentas de sus actos, pues es un delito, y por lo tanto, nuestro equipo investigará y llevará a cabo las debidas acciones jurídicas.

Huelga decir que este tipo de ataque sólo se puede traducir con una palabra: miedo.

Pero para documentar aún más el infortunio de los sicarios cibernéticos del PRIAN, les tengo una noticia: ni sus hackers son dignos hijos ni alumnos preclaros de Julian Assange, ni sus patrones  tienen nada que hacer para salvar una campaña que se malogró desde el primer día.

Lo digo sin acritud, ¡pero lo digo!

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