jueves, marzo 28 2024

Por Estefanía Ruanova

Es evidente que la situación por la que pasamos hoy en día, no es nada segura, es más, cada día se vuelve más peligrosa y amenazante para todos nosotros, pero más, para las mujeres.

Hoy, al despertar, no pude evitar pensar en todo lo que pasamos como mujeres, desde levantarte y pensar en que hacer de desayunar, que tantos pendientes se tienen en casa, arreglar o limpiar  y cumplir con toda la extensión de la palabra que conlleva ser “mujer”.

Después de pensar en todo eso y cumplir con cada una de mis obligaciones, me preparaba para salir y enfrentar un día más de trabajo. Obviamente mi vestimenta fue seleccionada de acuerdo al clima que presentaba, ya saben, ese clima loco que esta de arriba abajo:

Por la mañana un excesivo viento.

Por la tarde un calor que quema, hasta los huesos.

Y por la noche un abrigo de frío.

En fin.

Decidí utilizar una blusa de tirantes con un chaleco de mezclilla y una falda algo corta de color negra y para cerrar ese outfit, unas plataformas negras que combinaban a la perfección, sin embargo, hacían lucir mis piernas demasiado largas y torneadas, algo que creo, es normal en todas las mujeres, pero pasaba algo, era el outfit perfecto para encabezar los titulares.

“Mujer fue agredida, por usar ropa provocativa”.

“Joven es señalada, por llevar falda en la ciudad”.

“Se incrementan los feminicidios en México”

O simplemente llenarme de piropos en las calles y porque no decirlo, ser parte de la famosa frase “ella lo provocó, por vestir así”.

Y es que bueno, los feminicidios están a la orden del día. No importa dónde, cuándo o cómo, simplemente sucede y todo “por nuestra culpa”.

Después de reflexionar por varios minutos mi atuendo y verme al espejo, decidí que me valdría todo lo que dijeran de mí, pues solamente yo, soy dueña de mi cuerpo, de mi vestimenta y de elegir con quien puedo o no permitirme algo más.

Así, que tome las llaves de mi casa y salí de ella con mil pensamientos en la cabeza, pero siempre, con ese miedo que hoy la sociedad nos ha hecho vivir y hacernos creer que nosotras somos las culpables.

A todo esto me remonto a un par de titulares que he leído en las últimas semanas en donde se aplica el famoso “toque de queda”.

Les prometo que desde que leí eso, solo pasó una cosa por mi mente:

“No mam*s, es neta”

“En pleno siglo XXI, tenemos que caer en este tipo de situaciones”

“Qué diablos está pasando con la sociedad”

Y es que es increíble que este tema se mencione en la cámara de Diputados.

Sí, la Diputada morenista Ana Miriam Ferráez, propuso una solución “temporal”, ya que los feminicidios se han incrementado de manera considerable, en todo el país, no solo en ciertos estados, por lo que la propuesta aunque sería algo transitoria, se aplicaría para “cuidarnos” evitando que saliéramos después de las 22:00 horas.

Sin embargo me pregunto:

¿Por qué nosotras tenemos que pagar por las idioteces de otras personas?

¿Por qué limitar nuestra libertad y no limitar a otras personas de ella?

¿En verdad, tenemos que encerrarnos en nuestras casas, para evitar ser violadas o asesinadas?

Y bueno, se me vinieron millones de preguntas, y noté nuevamente el tipo de “suciedad” en la que vivimos ahora.

No puedo creer, ni siquiera contemplar en mi mente, los niveles a los que hemos llegado, pero sobre todo a las limitaciones que hoy en día nos manejan.

Creo que en lugar de limitarnos a nosotras, deberían de apoyarnos y cuidarnos más.

Sí, exigir a nuestras “autoridades” que velen no solo por nuestra seguridad, sino por la de todos.

Que nos brinden más alumbrado en lugares que sean peligrosos y junto con ellos, darnos un respaldo o apoyo con cámaras de vigilancia que estén enlazadas directamente con la central de policías.

Generar mayores rondines en lugares peligrosos para todos, incluso, no olvidar “lugares” en los que aún “no pasa nada”.

Como sociedad, debemos de exigir a todos esos personajes que están en el poder, que nos brinden la mejor seguridad y no que solo nos limiten para dar rienda suelta a todo ese crimen que se vive diario en las calles.

Nosotras no tenemos por qué estar encerradas, con tiempo contado o vistiendo de cierta manera, para evitar ser “víctimas” del crimen.

Tenemos todo el derecho de poder salir a caminar sin miedo, de vestir con cierto atuendo por el calor, sin miedo a ser violentadas o de llenarnos de palabras incómodas, de poder salir de noche, sin miedo a no regresar a casa, tenemos todo el derecho de hacer una vida normal, como el resto de las personas.

Alcemos la voz y que esta, sea escuchada no solo por las autoridades, sino por todos los que conformamos esta sociedad.

“No nacemos como mujer, sino que nos convertimos en una.”

Simone de Beauvoir.

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