viernes, abril 26 2024

por: Alejandra Gómez Macchia

La cosa empezó así…

Muchos años atrás envié un tweet que pasó de largo, o para decirlo de otra forma más exacta, el destinatario del mensaje me dejó en visto, me ghosteo, me ignoró olímpicamente. Choreramente.

En Puebla es complicado toparse con personajes que amen el rock progresivo, o para ser más precisos de nuevo, en Puebla es difícil encontrarse a gente divertida y locochona, así que de una u otra manera yo iba a las redes en busca de esa banda.

Meses antes había estado en la FIL de Guadalajara y asistí a la presentación de un libro de Jis y Trino. En esa ocasión estaban por lanzar la película de El Santos y la Tetona Mendoza, y en la mesa los acompañaba Regina Orozco.

La sala estaba abarrotada de los fans de estos peculiares moneros, quienes han sido bautizados como Choreros. La Chora Interminable era algo prácticamente desconocido para mí, sin embargo, la vibra de esos camaradas me cautivó desde que me senté en medio de sus más fervientes hinchas; los mismos que los siguen desde sus inicios en La Jornada o en Galimatías.

La FIL, ya se sabe, es una fiesta de libros, autores y editores y alcohol, pero también es una pasarela de escritores y artistas que el resto del año pasan casi inadvertidos… por eso hay que aprovechar que ya está uno ahí para darse la vuelta por los bares del Hilton, y si se puede, irse a meter a los cocteles que ofrecen las editoriales y así poder estar cerca de esa fauna sagrada. Sin embargo, días después de la presentación, busqué a los moneros por todos los pasillos de la Expo y en los restaurantes, pero jamás di con ellos.

No sé bien para qué quería toparlos, si hasta ese momento yo no me consideraba una fan, es decir, una Chorera legítima, y lo que pasó fue que no los vi más y regresé a Puebla a seguir amargándome porque al no vivir en Guadalajara me privaba de la posibilidad de mezclarme con esa banda que la verdad me parecía extraordinaria.

Meses más tarde vino el dichoso tweet.

Jis comentaba algo de Van der Graff Generator y yo aboné mi humilde opinión al hilo pensando que a partir de ahí podíamos entrar en comunicación. Pasó una hora, dos. Pasaron tres días y nada. Y los meses y los años.

En mi defensa puedo asumir que a pesar de ser poblana no tengo la hipersensibilidad de mis coetáneos, y no me frustro ni me enojo ni me siento si alguien me ignora. Sólo lo dejo pasar y ahí muere.

Pero no murió.

Tuvieron que pasar otras ferias a las que no fui; varias catástrofes, penurias, enfermedades infecciosas, crudas atroces y una pandemia de coronavirus, para que la conexión se diera de una forma espontánea.

Como todos estábamos encerrados y caímos rápido en las trampas de las redes y en la exploración de nuevas formas de no morir de hastío, abracé los podcasts, uno en especial: el de La Chora Interminable.

Comencé a ponerme al día con los programas, y curioseando en los perfiles de sus colaboradores habituales, descubrí a Toño Laveaga: Sommelier y sibarita experto, odiador profesional del Club América.

Su humor negro me atrajo de inmediato y fui a Twitter para seguirlo. Y ahí estaba de nuevo Jis, agazapado en su concha de molusco, laiqueando y retuiteando los comentarios de Laveaga. Les contestaba a todos menos a mí. Ufff.

Llegué a pensar dos cosas del camarada: o que era muy mamón o quizás algo distraído y clavado en sus debrayes.

Fue lo segundo.

Y un día, el tweet tuvo respuesta.

De ahí pal real establecí una retroalimentación permanente con Jis, sobre todo en el tema musical y con los videos. Tuve hasta la suerte de que me hiciera dos retratos muy a su estilo, ¿y por qué no?, ya entrados en gastos, lo sonsaqué para que ilustrara la portada de diciembre del 2020 de Dorsia, que considero de colección porque tiramos muy pocos ejemplares y fue una imagen que reflejaba las calamidades del encierro por la pandemia.

Poco tiempo después, Jis le comentó a Trino que me había invitado a hacer una Chora Interminable y armamos la entrevista vía zoom.

Apareciendo Trino en la ecuación se cerró la pinza. Tenía frente a mí a dos tremendos artistas y seres humanos de los cuales no quisiera desprenderme jamás. Y ya poniéndome avariciosa, si sumamos a Paco Navarrete al clan… no se puede pedir más. Porque Navarrete, sin ser monero, es parte intrínseca de este matrimonio atípico.

Seguir las publicaciones de El Rey Chiquito, y Otro Día, así como escucharlos por radio y verlos por televisión, le regresan a uno las ganas de reconciliarse con la vida y burlarse un poco de ella.

Jis, Trino y Navarrete vinieron a Puebla a finales del año pasado (2021) so pretexto de grabar un episodio de La Chora Tv, que sí salió al aire, sin embargo, lo bueno estuvo detrás de cámaras.

Tres días de intensas jornadas de mezcal, chiles en nogada y bichos comestibles. Todo lo que un foráneo puede disfrutar en Puebla sin tenerse que rozar mucho con los poblanos.

Como las horas pasan rápido igual que una chora de mano en mano, ya no me dio tiempo de entrevistarlos, pero gracias a las bondades del zoom y otras plataformas, logré invertir los papeles y ahora fui yo quien pudo escarbar en sus mentes, en sus viajes y mal viajes…

Quedamos de vernos frente a nuestras pantallas a las 7 de la noche de equis día. Trino me llama dictadora, lo cual me gusta porque acá sólo mis chicharrones truenan. Estamos los tres viéndonos en la pantalla. Yo acabo de regresar de hacer las fotos de la portada en la peluquería. Estoy exhausta y no me apetece tomarme un tequila como en otras ocasiones que hemos cotorreado vía internet.

Tengo el volante. Aunque Trino quiere el monopolio de las entrevistas. Me quejo de que en su programa ya me suplantaron; cada semana escucho que invitan a una chava con la que piensan colaborar, como nos prometimos entre escamoles y mezcal poblano.

Burlar los derechos de autor debería ser tan fácil como burlar la ley seca…

Alejandra: En un mundo post pandémico en el que se agravó la crisis del mono impreso en los periódicos, cómo no caer en la tentación de migrar hacia el cartón político…

Trino: Soy incapaz de tener una lectura política porque es lo que menos me interesa. La política no es algo que me entusiasme; me gusta el humor y en la política hay más enojo y encono. Los cartones son fantásticos cuando un chingón caricaturista político los llega a plasmar y admiro mucho eso, pero lo que no me gusta es que el cartón político es efímero, es el golpe extraordinario que tienen esos cartones: pegan en un día y todo el mundo habla de ellos… sin embargo, un cartón de humor puede trascender y volver en muchos años. No pierde vigencia. A veces sale un cartón, y en su momento, por el contexto histórico, no te da risa, pero después puede salir y es el hit.

Alejandra: En el caso específico de Trino, El Rey chiquito es un personaje clásico al que se le pueden adjudicar las filias y fobias de cualquier presidente de México de ayer y hoy…

 

Trino: Porque trata exactamente de alguien que está en el poder. Salió cuando Salinas de Gortari era presidente y desde fuera, los habitantes del así llamado primer mundo, nos ven como un país bananero. A mí se me hace más tercermundista un país que está manteniendo a una monarquía que vive de sus impuestos y que son un ornamento nefasto que me caga… imagínate seguirle alimentando el poder a un sistema medieval; pues de eso va el Rey Chiquito.

Cuando estás en un partido político eres parte de ese feudo y el feudo va cambiando; así el Rey Chiquito pudo haber sido desde López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría. Todos hasta López Obrador, que es el más Rey Chiquito porque vive en un palacio. Pero ojo: no hago cartones de López Obrador; tengo cartones de hace quince años, que si los retomo, coinciden con la situación actual porque México es un constante Dejavú.

Jis: Pues viendo este cotorreo voy a lanzar mi nueva faceta de cartonista político, aunque siga haciendo mis debrayes, sólo que los voy a anunciar como cartones políticos, por aquello de que la realidad se adapta al mono.

Ale: Finalmente lo que tú haces en Otro Día, Jis, es política doméstica. La pareja es parecida a una cadena perpetua o a una dictadura, ¿no?

JIS: Exacto, la organización de la casa y de la vida conyugal no le pide nada al escenario político. ¡Poder, poder, pura lucha de poder!

Ale: Jis sube a las redes cosas alucinantes que tienen un meta texto, todas esas líneas a veces amorfas pueden tener una interpretación ulterior. ¿Qué te echas para hacer esas locuras?

JIS: Yo dibujo todo el tiempo. Es una especie de manía de la que no puedo escapar. Espero que no me esté haciendo mal este periodo de no publicar en diarios porque al publicar tenía que hacer el esfuerzo para que fueran relativamente comprensibles mis dibujos. Trataba de disfrazarlos de chiste, pero ahora que ando fuera de los medios tradicionales estoy fuera de mí, poniendo pura loquera. Los veo y me preocupo ¡por favor alguien ayúdeme!

Trino: Yo tengo una observación, y vaya que admiro a este cabrón muchísimo… Yo creo que ahorita, publicando Otro Día en las redes sociales, tienes más visibilidad que en Milenio, en donde se me hacía ¡nefasto! que reducían el cartón a un tamaño ridículo… y además ¿quién lee Milenio ahorita?, perdón, pero es la realidad. Mientras que en las redes leen a JIS mucho más. Estás en tu mejor momento, aunque no monetices la chamba. Pero el hecho de hacer nuestros programas o ir a un evento en el que podemos cobrar por un servicio de caricaturistas, saca el varo para vivir. Y los que te leen, lo hacen en las redes, y ahí eres tu propio editor, sin censura. Es más, tú y yo vamos a volver a hacer El Santos y eso va a tener una retribución económica en el futuro.

Ale: Los escritores no vivimos de publicar libros, eso se sabe: vivimos del periodismo o de dar conferencias o del vedetismo cultural (risas), ¿de qué viven los moneros que no son políticos?

JIS: de AIRE. Es neta.

 Trino: Ahorita estamos ya en el proyecto de hacer la serie de El Santos. Jis tiene una capacidad especial de ponernos a prueba a los demás para no hacerlo fácil porque eso nos representaría que fuera algo chafa, y este cabrón siempre está rezongando; es nuestra consciencia, nos pone en jaque. Al final esta serie va a salir en una plataforma de Streaming, aun no sabemos bien a cuál se va. Ya tenemos la biblia de la serie. Y en el desarrollo de la trama, entra JIS a machacarle para evitar caer en la ñoñez.

JIS: Me ha dado miedo sentir que estoy siendo una presencia así medio molesta para la banda. Creo que ando muy amargo, pero es mi deber vociferar. El día que vi esa “biblia” de las series se me hizo tremendamente ñoño todo lo que estaba escrito y llegué a la junta con una vibra medio mala. O asumimos, pues, que somos ya unos señores ñoños y no hay pedo, ¿o qué?

Ale: Regresar ahorita con la serie de El Santos y la Tetona es un reto. ¿Cómo hacerle para no repetirse a sí mismos? Para que los personajes evolucionen y sean conocidos por un nuevo público. Empezando por el lenguaje, que ha cambiado mucho desde que nacieron…

 Trino: Me parece perfecto que JIS refunfuñe así porque no quiero una ñoñería, pero dentro de la negociación hay que dorarles la píldora de que puede ir por el lado de la biblia de las series, pero al final van a ser historias locas y pacheconas; con nuestros diálogos y los guiños necesarios para que no pierdan su esencia. Nos van a criticar porque somos machos, misóginos, homófonos, mariguanos y alcohólicos porque así nacieron los personajes. Pero para vender la camiseta la tienes que presentar de un color, ya después le pones hasta rayitas.

JIS: El que empezó con el gusanito de la serie fue Trino, y propuso que fuera otra cosa, no El Santos, y yo le vi todo el sentido. El Santos, pensaba yo, es algo que ya fue; muy chido, muy vaciado, pero es demasiado de época. Ahorita ya hay que probar otra cosa e intenté hacer campaña y proselitismo, sin embargo, no pasó.

Ale: Las personas que conocen al Santos, y a las que les causa gracia porque le entienden, son de otra generación. Los Choreros reales conocen a todos sus personajes. Ustedes tienen un publico especial, ¿cómo conectar con los millennials y los insufribles e hipersensibles Z. ¿Les interesa de verdad llegar a estas generaciones guangas que no aguantarían un diálogo patriarcal y sexista de El Santos?

JIS: Ya me metiste en una preocupación más. ¡Gracias! No había concientizado el hecho de la posibilidad para comunicarme con las generaciones más jóvenes. Yo estaba viendo a un lector de una manera más vaga, pero viéndolo así está difícil satisfacer a ese tipo de chorero. Regresando a la serie del Santos, todo me estaba sonando como que ya nada tiene que ver ahorita, es más, de los personajes que menos sabor le encuentro es La Tetona Mendoza, que en su momento fue encantadora porque se le veían las chichis, pero ahorita ¡eso qué!, ya no da gracia.

Ale: Como que en un mundo de buchonas, aparece la tetona sin tetas falsas…

Trino: sigo teniendo la idea de hacer un cambio profundo a los personajes, pero si ya los tenemos, por qué nomas basarnos en los principales. Hay que desarrollar a los demás e inventar unos nuevos que le hablen a la generación vieja y también a la nueva.

El Santos, por ser un súper héroe, tiene la posibilidad de trascender, de poder ser otra cosa. Te da chance de revivir una serie, como lo hizo Tom Cruise con Misión Imposible. Antes de que la refrescara él, ¿quién la veía ya? Era aburridísima. Y llega Cruise, la retoma y le inyecta nueva onda.

JIS: ¡Pues ojalá que Tom Cruise quiera hacer El Santos!

Ale: O como el Batman de los calzonsotes y los que vinieron después… No tienes que matar al personaje sino adaptarlo al espíritu del tiempo

Trino: Totalmente, porque la tira se quedó en que El Santos era pacheco, pero desarrollamos muy poco que se metiera tachas o que conociera el chocohongo, miles de cosas que no salieron porque lo dejamos de hacer. Sólo hay que reagrupar a los personajes y ubicarlos en donde estamos parados ahorita para que sean divertidos. Creo que no se nos ha quitado lo divertidos. Nos divertimos haciéndolos.

JIS: ¡Eso creeemos! En lo que se refiere a los doblajes que hace Trino, que ya tiene un súper canal en TikTok, sí le voy a entrar a echar desmadrito.

Trino: Los doblajes necesitan su dosis de locurita, sino se vuelven muy repetitivos. Nosotros hacíamos doblajes desde hace años. Es un zapping. Y ahora es un juguetazo eso del Tik Tok.

JIS. Yo estoy fascinado porque es hacer zapping sin parar, viendo pedacería fabulosa. Hay unas bellezas, unas reinas…

Ale: Me encanta oírlos en sus programas, invitan a toda una fauna. ¿Han salido buenos proyectos con sus invitados?

Trino: Peez es un gran elemento; vamos a hacer un podcast con él, le pasamos la pelota y él remata el gol, y además está invitado a la serie.

Ale: Mmm, ¿y ustedes creen que son influencia para alguien actualmente, por ejemplo, JIS en la plástica?

JIS: En algún momento sí sentía que había una influencia en jóvenes moneros, pero creo que pasó nuestro momento de estar en boga, ahora bien: la efervescencia creativa está cañona, los chavos traen un desmadrote ellos solos. Ya no nos necesitan, más bien nosotros tenemos que estar asomándonos a ver qué andan haciendo.

Trino: Más bien traemos una especie de humor vintage actualizado… pero no estamos entendiéndoles a ellos nada.

Ale: En uno de sus programas invitaron al camarada Courtney, que está muy metido en lo de las NFTs, ¿Les interesa esto, le entienden?

JIS: Como ya hay tanta cosa nueva busco que alguien me lleve de la manita. Soy muy chiflado y comodino, y yo estoy apoltronado en mis modos primitivos de hacer cosas, pero estos chavos me despiertan un entusiasmo particular porque creo que yo pudiera dar unas ideas para que las lleven a cabo.

Ale: Me queda claro que el más aterrizado de los dos es Trino.

JIS: AHHHHH..

Trino: Puede ser, porque todos los proyectos que desarrollo los veo para monetizar. Hay medios que no te dan la oportunidad. La primera vez que gané dinero haciendo tiras fue en el UnomásUno y en un periódico de acá, de Guadalajara. Las hacía en acuarelas.

JIS: Las llevaba a caballo, en calandria.

Trino: A veces vendo acuarelas y cuadros, y hago tiras más en la onda artística, pero no estoy pensando si les van a gustar a los chavos, lo hago porque me da gusto hacerlos, y si de paso les laten, qué bueno. Me cuesta mucho trabajo pensar en trabajar sin un regreso económico.

Ale: Así que cuando Trino no está dibujando piensa en la manera de hacer varo. Tienes una marca de vino que se llama Propio, con Toño Laveaga

Trino: No vivo del vino, pero sí es negocio. Nos da para pagar las colegiaturas de los niños. Hacemos catas muy divertidas; me encanta hablar del vino y me encanta la peda pues… también junto con JIS tenemos la cerveza Chelita y la Santos. No se hace una fortuna, pero nos pagan cositas que van saliendo para el programa. Me gusta que venga lana de muchos lados. Le busco a todo.

Ale: Hacen también los Jams moneros, ¿ya los volvieron a arrancar después de la pandemia?

JIS: aun no, y siento que lo dejamos empezado y tiene mucho potencial. Dibujar en público y compartir el proceso creativo en un pimponeo, un “a ver si mejoro o echo a perder una idea de Trino”… la neta  es una dinámica muy sabrosa. Y más porque en lo particular veo todavía muy escasas las posibilidades de publicar, así que es una forma de seguir generando. La versión original de los jams, que son en vivo, debe volver. La versión virtual también jala en un streamyard y  se pondría chida.

Ale: ¿Les pegó muy duro emocionalmente el encierro?

Trino: Sí, yo ya vivo en otra casa. Me tuve que divorciar para salvar el matrimonio… Fue una consecuencia no fea, fuerte. Yo me quedé con los hijos y me lo paso muy divertido con ellos. Pero la relación con Maggie es estupenda.

Ale: ¿Plasmaron algo del vértigo de la pandemia en su trabajo?

JIS: Cuando empezó esta crisis todavía yo publicaba en el periódico, y en Otro Día tomé el tema del encierro y la paranoia. Una especie de diario-bitácora de la pandemia.

Ale: ¿Qué hay de sus fans?, de los Choreros que creen que ustedes se la viven en la punta del desmadre, todo el tiempo pachecos. Supongo que de pronto se topan con que la realidad es distinta

JIS: Los años te van apoltronando, sin embargo, la realidad es que jamás fuimos unas almas perdidas y malditas. Más bien nuestro espíritu fue nerd. De pronto, obviamente, nos gustaron algunas sustancias, pero el enfoque era de oficinista que quiere seguir manteniendo su zona de confort. A cada rato tenemos que aclararle a la banda más pesada que somos ñoños, queremos echarnos y ver tele.

Trino: Alguna vez en Querétaro llegó un cuate a nuestra habitación con una bolsa llena de hongos y quería que nos la chingáramos toda con él. Le parecimos los más tetos de este mundo. Yo creo que tengo 20 años sin comprar mota. Me la regalan y me dura siglos. No soy atascado. Soy más borracho.

JIS: A mí mi mujer me obligó a volver a tomar alcohol porque ya era muy aburrido.

Ale: Son casi una pareja en forma, la relación más larga que han tenido ambos, supongo…  un matrimonio indisoluble, ¿han tenido sus breaks?

Trino: No nos vemos tan seguido porque vivo lejos. Es un matrimonio creativo bien entendido.

JIS: Cuando yo no bebía no tenía gran cosa que ofrecerle al señor Camacho, salvo cuando se atrevía a meterse alguna tachita, pero ahorita que ya volví al pedo, en cualquier ocasión podemos prenderla. Uno de mis planes favoritos es cuando al terminar el programa nos corremos unas muy buenas pedas. ¡Incluso en el programa, sí! Dibujar también es una forma de “ponerte”. Alucinas.

Ale: Jis, imagínate que te folle un pez… así se llaman unas cápsulas en las que participas, un club de caminantes que van recopilando curiosidades propias de la naturaleza, y últimamente de otras formas de vida inorgánica.

JIS: Echamos cotorreo el señor Lara y otros camaradas mientras caminamos, mmm para que nos dé el aire un poco. Es una chambita ociosa en la que subimos reportes de árboles, perros, fachadas. Salieron ya hasta corresponsales espontáneos que nos mandan videos. ¡Para que te folle un pez desde Egipto!

Ale: La radio… ¿cuántos años haciendo radio y quiénes son sus influencias, a quién oyen?

JIS: Me da pena y me estoy sintiendo muy culpable porque, tienes toda a razón, y hay que alimentarse de otras personas que hacen lo mismo que uno, pero no; yo no escucho radio.

Trino: Mientras viajo a Guadalajara desde Chapala oigo podcasts. Me encantan. Programas de política y humor, o lo que me recomiendan que está en boga para checar el ritmo. Llevamos trece años haciendo radio y creo que sabemos escucharnos, no nos encimamos.

Ale: ¿Has hecho doblajes para películas chonchas, Trino?

Trino: En la película Coco hago la calavera a la que se le cae la quijada (una quijada como la mía, por cierto). Esa voz es mi voz.

Ale: ¿Y p’a cuándo un nuevo libro o expo?

JIS: Si me va bien, este año saldrá la recopilación de los dibujos que he estado subiendo a Instagram.

Trino: El cónsul de San Diego me invitó a participar en una exposición, algo así como “La visión de México por Trino”. Va a ser en junio, gran formato. Una maravilla.

Las preguntas se convirtieron en un diálogo delirante.

Cortamos la transmisión porque a los camaradas se les ocurrió que también la van a usar para su programa de radio.

¡Otra vez me pepeno su espacio subrepticiamente! Mi venganza al tuit ignorado de JIS…

No hay nada más reconfortante y alentador que tus ídolos te hagan parte de su desmadrito.

Ahora mismo estoy en espera del avión que me llevará a Guanatos para seguir choreando. En vivo. Con toda la banda.

¿Qué no se trata de eso la vida?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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