viernes, abril 26 2024

Hace unos meses, poco antes de que AMLO arrasara en las urnas, escribí un comentario en mi cuenta de Facebook respecto a algunas semejanzas que veía entre Beatriz Gutiérrez Müller y Margarita López Portillo, en el contexto de un protagonismo voraz que se veía venir por parte de Müller (videos en los que nos mostró sus dotes de cantante de trova cubana y hasta como cantautora).

Ese comentario, en el que –por cierto– ejerzo la misma libertad de expresión que hoy la esposa de AMLO regatea, fue replicado dos días más tarde por quien se sintió agraviada, tildándome de “envidiosa”.

Palabras más, palabras menos, Beatriz, quien a la postre se convertiría en la próxima Primera Dama del país (porque es lo que va a ser aunque diga que no), también echó mano de su legítima libertad de expresión para descalificarme, cosa que me pareció saludable si hablamos en términos de un ejercicio que tal como ella dice en sus últimos tuits “debe ser de ida y vuelta”. Así pues, mi muro se llenó de comentarios a favor y en contra. Algunos levantando el dedo y apoyando mi tesis de que Beatriz se encaminaba a ser una figura completamente protagónica en la Cuarta Transformación; otros, apoyando la idea de que yo era una pobre envidiosa porque– chin– no tuve la suerte (ni la edad suficiente) para encontrarme con don AMLO en aquellas memorables caravanas donde pasaba con los pies descalzos.

El caso es que tal como lo vaticiné, la doctora se perfila a ser la candidata inequívoca a ocupar el nuevo trono de las consortes que lucen más que los reyes. O si no lucen más, sí levantan polémica al ser las defensoras a ultranza de todas las acciones (favorables o desafortunadas) que toman sus cónyuges.

Recorriendo los febriles senderos de Twitter me encuentro hoy con una joya: luego de que doña Beatriz se armara de palabras con el director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, por haber “descontextualizado” la cabeza de su última portada en la que se afirma que “AMLO se está quedando solo”, muchos tuiteros influyentes no desaprovecharon para subirse al tren de la discordia. Unos, condenando el descuido editorial de Rodríguez Castañeda al, efectivamente, no acotar que la frase “AMLO se queda sólo” era una de las respuestas que Diego Valadés dio en la entrevista que aparece en interiores; y otros más, lapidando a Müller por su falta de tolerancia.

Entre los que osaron criticar a la doctora se encuentra Arne Aus den Ruthen, quien ha sido diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en dos ocasiones, y que se volvió muy popular al ser una especie de justiciero espontáneo contra las arbitrariedades cometidas por los transeúntes de la Ciudad de México.

Arne, mismo que acuñó el calificativo de “don vergas” a todo aquel pasado de lanza que comete abusos en la vía pública, subió a su cuenta de Twitter el siguiente comentario ( ocasionando (auch) que la doctora Müller se molestara y le retirara el beneficio de poder seguirla en sus redes): “Pinta @BeatrizGmuller para ser la Martita II, emperatriz de México, sólo que más culta”.

Acto seguido, la doctora dio un manotazo, se retiró a su gabinete y puso en su libretita negra de indeseables a @Arne.

Con esta acción, Betty Müller engrosa la lista de los tuiteros “Ñeñeñe” que bloquean a la gente que no piensa igual que ella.

Esta lista es variopinta y está conformada por personajes cuyo nivel intelectual se contrapondría al pueril arrebato de bloqueo cibernético por una simple razón: porque supuestamente poseen el lenguaje suficiente para esgrimir en un debate.

Así pues, la doctora Gutiérrez Müller se instala en la silla vacante de los bloqueadores profesionales a los que, si no les alcanza la retórica, les puede mejor la grosería.

Junto a ella están: Enrique Krauze, Juanito Villoro, Fabrizio Mejía, Denisse Dresser y ¡hasta Galilea Montijo!

Vaya club tan heterogéneo.

Y pues… es terrible ser ave de mal agüero, pero por como se ven las cosas, todo parece indicar que la esposa de AMLO será una Marthita Sahagún (reloaded).

*Antes de que caiga el telón aparece una tuitera furibunda con facha de Meryl Streep y grita: “¡Ya siéntese, señora!”.

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