domingo, diciembre 22 2024

Los metales pesados están presentes en bajas concentraciones en la corteza terrestre, suelos y plantas. No obstante, como consecuencia de las diversas actividades humanas, principalmente la industrial, esta situación ha cambiado radicalmente, debido a que en los suelos diversos compuestos de estos elementos se presentan en grandes cantidades, causando la contaminación de acuíferos cuando estos son filtrados por las lluvias.

Para estabilizar su concentración y hacerlos menos disponibles para los seres vivos, así como menos solubles en agua, integrantes del Cuerpo Académico “Control de la Contaminación Ambiental”, de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la BUAP, llevan a cabo un trabajo de biorremediación de suelo, el cual consiste en inocular bacterias promotoras de crecimiento en plantas de girasol y mostaza de la India.

La biorremediación es un proceso en el que se utilizan microorganismos para degradar, transformar o estabilizar compuestos tóxicos. Para ello, “las plantas de estudio se inoculan con bacterias promotoras de crecimiento vegetal para suscitar su crecimiento, a la par estos microorganismos ayudan a estabilizar los metales pesados, disminuir el estrés de las plantas y llevar a cabo el proceso de biorremediación”, explica José Carlos Mendoza Hernández, integrante de este proyecto.

Es decir, las bacterias atrapan a los metales pesados o los mantienen cerca de las raíces de las plantas, lo cual impide su dispersión en el suelo y, por ende, su paso a los mantos acuíferos. De esta manera, se estabilizan compuestos tóxicos como arsénico, plomo, mercurio, zinc, manganeso, cromo, hierro, cobre y níquel, haciéndolos menos disponibles, asegura Mendoza Hernández, coordinador de la carrera de Ingeniería Ambiental.

Las bacterias son obtenidas de la rizósfera (parte del suelo inmediata a las raíces de las plantas) de zonas contaminadas cercanas a las minas, mismas que al estar en contacto con los metales generan una resistencia natural. Entre estas se encuentran cepas de Serratia, Enterobacter, Klebsiella y Pseudomonas, las cuales fueron obtenidas en Zimapán, Hidalgo. La siguiente fase de este trabajo será la experimentación a nivel de campo.

En esta investigación participan también los doctores Gabriela Pérez Osorio, Janette Arriola Morales, Maribel Castillo Morales y Octavio Olivares Xómetl, investigadores de la FIQ e integrantes del Cuerpo Académico “Control de la Contaminación Ambiental”.

La contaminación por metales pesados ha aumentado considerablemente desde la década de 1900. Incluso, los ambientes cercanos a las carreteras son contaminados por metales pesados emitidos de la combustión de los motores de los vehículos. Estos se depositan constantemente en pequeñas cantidades durante periodos largos de tiempo, acumulándose en el ambiente y siendo un peligro para los ecosistemas y la salud humana.

Por lo tanto, la concentración y biodisponibilidad de los metales desde los suelos a las plantas y otros organismos, así como su riesgo para la salud, siguen siendo cuestiones por resolver. En este sentido, el uso de bacterias promotoras de crecimiento vegetal puede ser una herramienta prometedora para estabilizar sus concentraciones y hacerlos menos disponibles.

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