miércoles, diciembre 18 2024

Redacción

El desarrollo de la ciencia y la tecnología ha generado formas más novedosas de alienación -como la autoexplotación- y ha radicalizado mecanismos de dominio y dependencia con respecto a los aparatos con los cuales habitamos la vida contemporánea. De ello da cuenta Jorge Luis Quintana Montes en A priori de dominación, capitalismo y serenidad. Consideraciones críticas en torno a la ciencia y la técnica modernas: entre Marx, Heidegger y Marcuse, una investigación con la cual defendió el grado de doctor en Filosofía Contemporánea en la BUAP y ganó el Premio Nacional de Tesis de Filosofía 2022-2023, que otorga la Asociación Filosófica de México.   

Puestos en diálogo, en esta tesis Marx, Heidegger y Marcuse abonan a una comprensión crítica de la vida contemporánea, pero con una visión propositiva: pensar una alternativa ética, orientada al bien comunitario, frente a la crisis de la época y ante el ejercicio de dominio radical de la ciencia y la técnica.

“Los tres filósofos piensan otra forma de comprender la técnica; no satanizarla, sino que permiten reflexionar cómo reconducirla en función de lo que es bueno para la vida comunitaria”, señala el investigador de origen colombiano, cuyas áreas de especialización son la Fenomenología, la Hermenéutica, la Filosofía antigua y la Teoría crítica.

Atraído por la solidez de la planta académica y la figura intelectual del doctor Ángel Xolocotzi Yáñez, uno de los estudiosos y traductores más importantes de la obra de Martin Heidegger en América Latina, Quintana Montes eligió a la BUAP para cursar la Maestría y el Doctorado en Filosofía Contemporánea, en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), de 2014 a 2016 y de 2017 a 2022.

En su opinión, su tesis doctoral -dirigida por Ángel Xolocotzi, académico de la FFyL, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores- fue acreedora al Premio Nacional de Tesis de Filosofía 2022-2023 por su enfoque interdisciplinario y propositivo, entre otros criterios.

“Si bien en la primera parte de esta tesis hay una reconstrucción conceptual, en la segunda, la más extensa, hay un ejercicio propositivo. Retomando a estos autores podemos pensar la contemporaneidad a partir de fenómenos específicos, tales como el uso económico y el uso político de los algoritmos de aprendizaje automático, este último expresado en los periodos electorales. Asimismo, a partir de los filósofos en cuestión, y al ponerlos en diálogo con pensadores más actuales, es posible volver sobre fenómenos como las burbujas financieras y el capital ficticio.

“En el tramo final se retoma a Aristóteles para plantear cómo el problema esencial del habitar contemporáneo es un problema ético: se necesita una nueva virtud, propia de nuestra época, la cual ubicamos en la serenidad (Gelassenheit), entendida como una forma actual de la moderación griega.”

El también editor de la Revista de Filosofía Hodos plantea que la sociedad contemporánea tiende a ser individualista. El proyecto de vida “buena” del modo de producción capitalista promueve la compra y acumulación de bienes materiales y riqueza. En este contexto, el concepto marxista de alienación adquiere formas novedosas, como la autoexplotación. Ahora el sujeto tiene el instrumento de trabajo a la mano en todo momento y lugar -el celular, por ejemplo-, esto en razón del modo en que la ciencia y la técnica se despliegan en el aquí y ahora.

“Este trabajo de grado no busca promover una satanización de la ciencia y la técnica; las condiciones materiales han mejorado gracias al desarrollo científico y tecnológico. Es sólo una invitación a pensar críticamente desde una perspectiva ética un proyecto de vida buena, otro, de tipo comunitario antes que individual. Se exhorta a mejorar la relación con la ciencia y tecnología. Pensar en posibilidades, poner límites, para lograr una vida más armónica con nosotros mismos, con otras especies y con la naturaleza”, expresa el doctor Jorge Luis Quintana Montes, miembro de la Sociedad Iberoamericana de Estudios Heideggerianos.

Para el investigador, la contemporaneidad se caracteriza por una forma alienada de habitar: producimos cosas que no nos pertenecen y que con los salarios bajos no alcanzaríamos a comprar; el trabajo, incluso, se ha desplazado de la fábrica al hogar. Somos esclavos, en distintos modos, de los aparatos que hemos creado.

Si bien en la actualidad el desarrollo de la técnica permite, como en la antigüedad, el aparecer de las cosas (el artesano que crea una mesa), ahora lo que se hace aparecer son las energías ocultas en la naturaleza: petróleo, carbón. La naturaleza no es más que una (in)agotable fuente de energías, es el objeto sobre el cual desplegamos nuestra voluntad para explotarla, con miras a garantizar la reproducción y supervivencia del sistema capitalista, explica.

A partir de los tres filósofos mencionados, y desde otros como Aristóteles, el doctor Quintana Montes propone repensar las formas específicas como se desarrolla la economía desde el modo de producción capitalista, retomando la virtud griega de la moderación, para pensarla desde nuestro aquí y ahora en términos de serenidad. Así, desde Heidegger, y más allá de él, se propone asumir la serenidad no sólo como una virtud ecológica -como propone Klaus Held-, sino pensarla además desde una perspectiva económica.

“Allí reside lo epocalmente salvífico para nuestros tiempos convulsionados”, indica el entrevistado, miembro y colaborador del Círculo Latinoamericano de Fenomenología y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Antigua, Premio Nacional de Tesis de Filosofía 2022-2023.

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