miércoles, diciembre 25 2024

Por: Estefanía Ruanova

Como mujer hemos vivido muchas situaciones en una relación, sin embargo, no todo es color de rosa y no por nosotras, aunque nos caracterizamos por tener la sangre llena de drama, no siempre somos las culpables, sin embargo, en la sociedad que hoy vivimos las agujas siempre nos señalan. En fin. Cuando estamos en una relación de todo nos pasa, vivimos en un constante vaivén, en donde por una parte es cuestión de la mujer, pero por otra también es de su pareja.

Las situaciones se tornan cada vez más tormentosas, llenos de pleitos por tonterías, por palabras mal expresadas o expuestas en un momento en donde tus cinco sentidos no estaban del todo bien, en donde caemos en el juego de la bolita: en donde tú me haces y yo te hago, porque no podemos quedarnos así, necesitamos esa mini venganza para satisfacer nuestro ego.

Y bueno, es que hoy me cuesta entender aún más las relaciones por las que pasamos todos nosotros. A veces quisiera tener a mis abuelos a un lado y preguntarles cuál era su método para una relación duradera. Pero en tan sólo unos segundos, logro escuchar a mi abuelo diciendo:

  • No existe método hija, sólo es, no perder el objetivo que planearon juntos, amor y comunicación.

Y claro, eso es algo muy cierto. Y es que bueno, antes incluso se respiraba otro aire en los hogares, se tenía un objetivo en las relaciones y por supuesto, eso de vivir en “unión libre”, no entraba ni de broma dentro de las conversaciones. Eso sí, si “se comían el pastel antes de…”, se llevaba a cabo toda una tradición, porque no íbamos a permitir que en ese entonces la familia fuera parte de un bocadillo social.

Y no, no me mal entiendan. Hoy agradezco que todo eso haya cambiado, porque no todos estamos preparados para afrontar algo así, los tiempos han cambiado, no queremos formar una familia con alguien que bueno, hoy no sabemos qué pasa, o que el amor es sólo pasajero o simplemente al final veamos que no era como lo esperábamos.

Y es que justo en este punto, entro en un conflicto muy grande, porque…

Hace mucho tiempo había escuchado hablar a un par de mujeres que se encontraban casadas y decían :

  • Mira, existe un momento en la vida dentro de una relación en donde pierdes muchas cosas, una de ellas son las ganas de pelear y querer ser escuchadas. Entonces, empiezas a darle por su lado a tu pareja y evitas seguir inyectandote botox.

En ese momento hubo algo en mí que se movió y dije:

  • No, yo no quiero que la generación en la que crezca sea así, vamos a cambiar, empezando por mí.

Eso sí, con una pose firme y tono de voz como la de María Félix.

La cuestión hoy en día es que no es así, empiezas a crecer y a darte cuenta que no solo lo tienes que aplicar en una relación, sino en tu vida diaria, porque eso te evitará muchos problemas y te hará más light la vida. ¿Y saben algo? Es feo, al menos desde mi punto de vista, está mal tener que llegar a un punto de ser hipócrita para evitar pleitos o discusiones en donde sólo se te matan las ganas y dejas de ser la misma persona, la mujer del inicio.

Las relaciones hoy se vuelven más complicadas, más básicas, más livianas, sin objetivos, ni metas, ni esa lucha constante que nuestros antepasados tenían.

Hoy nos decimos “… Es que, ya no sé qué hacer…”, todo se vuelve sencillamente más pesado y difícil de controlar.

A veces sólo quisiéramos poder entrar en la cabeza de nuestras parejas y decir:

  • Esto es así. Esto va aquí. Esto es mejor. Aquí funciona bien. Etc.

Pero hasta no encontrar esa forma, creo que caeremos en la parte en donde a veces:

Callar. Evitar. Ignorar. No ver.  Es, sencillamente, mejor.

Porque hoy, simplemente “ya no sabemos qué hacer.”

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