miércoles, diciembre 25 2024

Por: Mario Alberto Mejía

El discurso del triunfo de Miguel Barbosa Huerta —pronunciado a la sombra de la noche poblana, a unos pasos de la Catedral—marcó un antes y un después.

Algunos militantes de Morena no entendieron y aplaudieron.

Otros que sí captaron el mensaje fino del hoy virtual gobernador, también aplaudieron, pero desconcertados.

Y es que tanta transparencia en el mensaje no se acostumbra en México.

Lo que sí se acostumbra —y algunos políticos lo hacen muy bien— es simular.

Vea el hipócrita lector:

Simular alegría, simular enojo, simular democracia, simular mano blanda.

El mensaje, pues, de Barbosa Huerta fue dirigido al corazón de Morena.

Pero, sobre todo, al corazón de los más sectarios de Morena.

Me explico.

El ganador de la contienda electoral dijo en pocas palabras que de no haber sido por las alianzas que armó a lo largo de varios meses —alianzas, algunas, ligadas a personajes de los más diversos partidos o tendencias—, la victoria en las urnas hubiera sido impensable.

(Aplausos y vivas, y porras).

En ese sentido, dijo, ‘si sólo hubiera ido con ustedes, con Morena, hoy no estaríamos aquí celebrando que ganamos la gubernatura”.

(Nuevos aplausos, nuevas vivas, nuevas porras).

Ganamos, dijo, gracias a esas alianzas.

(Aplausos, Etc.).

Por eso mi Gabinete no será sectario.

(Traducción: Será más abierto de lo que algunos de ustedes quieren).

Y no se vale —agregó— descalificar.

Ufff.

Ese mensaje les puso las caras serias a varios morenistas que acompañaban a Barbosa en el templete.

Y es que a lo largo de semanas —a lo largo de meses— buscaron bloquear o lastimar a algunos de los aliados que contribuyeron en la victoria.

(Aunque hubo aliados que fracasaron estrepitosamente a la hora de operar porque mandaron a personajes pipitilla creyendo que eran buenos y eficaces, y resultaron malos e ineficientes. Los números no mienten).

Ese análisis de la elección, a unas cuantas horas de concluida, no cualquiera lo hace.

Y si lo hace, no cualquiera lo dice.

Y si lo dice, no cualquiera lo plantea en una plaza pública ante una congregación de morenistas puros y, algunos, sumamente sectarios.

(Ya se sabe: no se habla de antisectarismos en casa del sectario).

Miguel Barbosa ha empezado a hacer la reflexión de la elección.

Y eso incluye autocrítica.

Los viejos stalinistas —los de pistola en cinto— no vieron con muy buenos ojos lo que el virtual gobernador dijo en la plaza pública.

Ya tendrán tiempo de asimilarlo.

Mientras tanto, en función de los resultados, hay cosas que tendrán que moverse de lugar.

Es más que necesario.

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El Hombre del Traje Blanco

Enrique Cárdenas no tenía dudas: aceptaría los resultados de la elección y no la impugnaría.

Héctor Larios, secretario general del PAN, se opuso a ello.

Él y otros, y otras, querían estirar la liga para negociar algo.

O para seguir utilizando al académico del traje blanco (manchado) como lo hicieron durante semanas y meses.

Por eso no estuvieron de acuerdo con la decisión impoluta del poluto.

De ahí las caras de viudos, y viudas, que hoy se cargan.

Se les acabó su “fichita”, habrá pensado la “fichita”.

Y era cierto.

¿Qué llevó a Cárdenas a abandonar el campo de batalla recién terminada ésta?

¿Qué mensaje les quiso dar a Palacio Nacional, a Hacienda y al SAT?

Bien lo escribió el clásico: “El medio es el mensaje”.

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José Juan y Algunas Precisiones

El diputado José Juan Espinosa se comunicó conmigo para decirme que:

1)  Buscó operar para la elección de Miguel Barbosa, pero nadie le encargó absolutamente nada.

2)  Tocó varias puertas para ello, pero todas permanecieron cerradas.

3)  Para evitar suspicacias, decidió salir del país durante quince días, y les avisó al entonces candidato y a un personaje importante de Palacio Nacional.

4)  A su regreso, pasó algunos días en la Ciudad de México en aras de que no le adjudicaran campañas en contra ni nada parecido.

5)  Volvió a Puebla sólo a votar, por lo que es imposible que haya operado en contra en su natal San Pedro Cholula.

6)  La derrota en ese municipio es responsabilidad absoluta de los personajes que operaron la elección.

7)  Es cuanto.

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El Primer Nombramiento

Verónica Vélez Macuil es una reportera cargada de experiencia y oficio.

Durante años ejerció la profesión.

Su adhesión al equipo del entonces senador Miguel Barbosa se dio hace algunos años.

Desde entonces practicó la palabra lealtad.

Aún en los tiempos más terribles, Vero estuvo con el hoy virtual gobernador.

Hoy que el sol ha salido en la comarca, ha recibido una noticia: será la directora de Comunicación Social a partir del primero de agosto, justo cuando Barbosa Huerta rinda protesta como gobernador del estado.

Justicia poética.

Faltaba más.

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