martes, diciembre 24 2024

Por: Mario Alberto Mejía

Ana Teresa Aranda es, sin duda, una profesional de la derrota.

Nadie es más experta que ella en el arte de perder.

Cuando menos en Puebla.

Nunca ha ganado una elección.

Y vaya que ha participado en casi todas desde 1989, cuando sin contar con la ciudadanía poblana dobló al gobierno de Mariano Piña Olaya con chantajes y obligó a las autoridades electorales a registrarla.

Su carrera política, pues, nació en las sombras: en el chanchullo, en la violación a las reglas electorales, en la defraudación.

A partir de entonces jugó como candidata del PAN a casi todo.

Y siempre fue derrotada en las urnas.

La única vez que fue diputada federal entró al Congreso por la puerta de servicio.

Y es que ingresó por la vía plurinominal.

Así, pues, ahora habla —a través del periódico El Economista— desde su derrota más reciente: la que Miguel Barbosa Huerta le aplicó por doce puntos al poluto Enrique Cárdenas Sánchez.

Metida en una esquizofrenia política —pues renunció al PAN en 2015—, Ana Teresa Aranda ahora habla de recuperar a ese partido para devolverlo a la arena en la que se movía antes de que Rafael Moreno Valle lo hiciera triunfador: la de la derrota constante y sonante.

Cómo olvidar que en 2010 nuestra personaje recibía maletas cargadas de manos de Javier López Zavala por los rumbos de La Condesa, en la Ciudad de México.

Así lo ha referido varías veces Carlos Ibáñez, militante del PAN por esos años que fue testigo de cómo la sedicente “Doña” fue cooptada por el marinismo para enfrentar a Moreno Valle.

Esas maletas lograron que Ana Teresa Aranda se convirtiera en la peor crítica del morenovallismo.

Incluso Mario Marín le consiguió un helicóptero para que hiciera campaña en todo el estado durante el proceso interno del PAN para elegir candidato a la gubernatura.

Sobra decir que, desde el gobierno del estado, Marín patrocinó a la Doña, pero ni así logró ganarle a su odiado enemigo.

Maletas, helicóptero, desayunos calientes… 

Todo le dieron.

Hoy, una vez muerto el ex gobernador, Ana Tere cree que ahora sí tiene posibilidades de recuperar el PAN.

Y claro que podrá.

Nadie de peso se lo peleará.

El PAN es un partido quebrado pese a los números (hechizos) que obtuvo en la reciente elección.

Su fuerza ha menguado.

Su perfil ganador fue sustituido por uno perdedor.

La Doña, pues, podrá recuperar las oficinas y los choferes —estos últimos son su especialidad.

Lo que no podrá es ser el contrapeso del gobernador Barbosa.

¿La causa?

Carece de autoridad moral.

Cada vez que intente cuestionarlo aparecerá su pasado marinista: esa pesadilla repleta de maletas, subsidios y helicópteros.

No se debe quejar.

Y es que ella eligió ese amasiato político a cambio de chocolates y otras golosinas.

En la entrevista con El Economista también asegura que el morenovallismo operó en favor del hoy gobernador electo.

Y pone como ejemplo a Fernando Manzanilla Prieto, quien rompió con el ex gobernador desde 2013.

Qué flaca es la memoria de quien lo único que recuerda con precisión absoluta son unas maletas cargadas de… cacahuates.

Ni cómo salvarla.

.

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Urbina Tanús y una Nota Bene

Un 29 de enero de 2013, Juan Manuel Vega Rayet tomó protesta como delegado de Sedesol en Puebla.

El encargado de darle posesión al nuevo funcionario federal fue Ramón Sosamontes, jefe de la oficina de la dependencia encabezada entonces por Rosario Robles Berlanga, quien, por cierto, también fungió en este cargo en la Sedatu.

Aquella vez, Sosamontes llegó acompañado de Armando Saldaña y Carlos Urbina Tanús, hoy convertido en el próximo secretario de Infraestructura del gobierno de Miguel Barbosa.

De los 6 años del gobierno de Peña Nieto, Urbina Tanús trabajó casi todo el periodo con Armando Saldaña.

Y ambos bajo las órdenes directas de Ramón Sosamontes.

Sobra decir que Carlos Urbina nunca dependió de Juan Carlos Lastiri, como éste insiste en presumir.

Urbina Tanús ha crecido profesionalmente gracias a su talento.

Sólo eso.

Nota Bene: por cierto, Urbina Tanús no padeció cáncer como equivocadamente comentó quien esto escribe en una columna anterior.

Es su único hermano —que trabaja en el Poder Judicial de la Federación— quien ha enfrentado valientemente esta terrible enfermedad.

Es cuanto.

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