jueves, noviembre 21 2024

Por Víctor Espinoza
Fotos: Agencia Es Imagen

Hace dos semanas platiqué con dos amigos míos, uno fisioterapeuta que me rehabilitó la espalda hace un par de años cuando tuve un percance, español.

Sus palabras fueron directas:

-Macho, no salgas, resguárdate con los tuyos, las personas mayores aquí son las mas vulnerables, no fuimos conscientes de ello.

El otro, amigo de la secundaria residente en Francia, me platicó y cito:

“Aquí sólo estamos saliendo por lo básico y de regreso, muy pocos a sus trabajos y otros cuantos a los hospitales porque ni a despedir a su gente pueden. La situación se ve difícil y no vemos para cuando acabe”.

Creo que estamos en un tiempo difícil y primordial. Y aquí en México ya no sé si estemos a tiempo de prevenir lo que serían tiempos aún más difíciles, donde si no hay trabajo, el poco que haya se extinga, en donde los que cuentan con la fortuna de tener “abuelitos” espero, y los estén cuidando, padres mayores de 60 los estén procurando… sólo les digo que yo daría lo que sea por tener a los míos y poder seguir aprendiéndoles.

Ayer domingo, mientras perdía el tiempo en redes sociales, Instagram, específicamente, vi un par de historias en donde había festejos de cumpleaños (lo supe por el pastel), en donde mas de 20 personas reunidas (de todas las edades, desde pequeños hasta grandes) festejaban, y no está mal festejar, pero creo que hoy no era tiempo, aún no.

El sábado vi varias “pedas, borracheras, fiestas juveniles” presentes en las redes sociales y pensé “imagínate que a tu familiar de más de 60 años le tengan que retirar su ventilador mecánico porque ingresó un bato que se pasó las indicaciones y precauciones por donde quiso diagnosticado con CIVID-19”.

¿Saben qué pasa con este “invento del gobierno”, con este plan malévolo (en el mejor de los casos (si no tienes mas de 60 años o que a tu corta edad no estés diagnosticado con alguna patología crónicodegenerativa)? Los jóvenes nos podemos volver portadores, podemos presentar una gripa sin complicaciones graves pero ¿y nuestros adultos mayores? ¿Has pensado en ellos?

Estamos en un tiempo crucial, de actuar como debemos hacerlo y no como queremos hacerlo. ¿En realidad quieren que las cosas en sus casas empeoren, en su cuidad, que las cosas en su estado se desestabilicen más?

¿Que su país, que es mi país, nuestro país, que ya va en picada, ahora sea picada libre?

Bendito México en tiempos del COVIT. No me gustaría hablar de estadísticas ni del sistema de salud, ni de la pandemia o del virus porque no creo ser un experto en el tema para hacerlo, pero sí me gustaría hablarles de algo que he notado y lo pude confirmar con la llamada que tuve con mi querido amigo español y los 30 minutos más reflexivos que tuve en Instagram.

Me gustaría compartirles lo que he estado pensando.

Lo primero es: una crisis económica ¿por qué?

Los negocios pequeños o los que iniciaron en este tiempo

se vieron afectados, cerrando. Más de la mitad del país tiene un trabajo que no puede hacerlo desde su casa, como el de mi padre o como el mío, muchísimos mexicanos no cuentan con un ahorro, otros más dependen de aquellos dolaritos que mandan sus hijos, esposos o parejas del extranjero. La caída del peso y el petróleo a la baja, esto sí que me preocupa. ¿A ti no te mueve?

Insisto, no soy profesional, no soy economista, ni estudié negocios, esto es lo que puedo ver y creo que al menos las personas que estamos emprendiendo o tenemos un negocio debemos tener un conocimiento base y a mi razonamiento, no vamos nada bien.

Debemos pensar, debemos de empezar a empatizar con las personas que dependen 100% de la sociedad en sus trabajos.

Profesionistas o no, cuando todo esto pase, porque pasará, debemos saber que hay personas que nos necesitan: el “viene, viene”, el empacador, los pequeñas fondas o misceláneas, repartidores de comida, los propios profesionistas de la salud, y en mi caso, los fisioterapeutas.

Piensa en todas aquellas personas que trabajan en aerolíneas, restaurantes, hoteles, viajes, establecimientos minoristas y otras empresas que pierden sus ingresos en situaciones como esta. Cuando las cosas se aclaren, necesitan saber de ti.

El último año aprendí a ver lo bueno de lo malo y esto me lleva al momento que tuve hace 30 minutos. Y antes de que se declare cuarentena nacional OBLIGATORIA, como vive nuestro vecino del norte, me gustaría enlistarles algunas de las cosas que me decidí a hacer en este tiempo.

Lo que yo he hecho en estos días es no informarme de 30 medios de “comunicación” en donde muchos generan “noticias de ultima hora”.

Nos generan nerviosismo y pánico, es mejor dedicarnos a leer cuentas oficiales con noticias verídicas.

  1. Escucha, y en el mejor de los casos, CREA tu propio podcast (todos tenemos algo que contar).
  2. Lee un libro (ese que tenías pendiente) o tu libro favorito o el que dejaste a medias.
  3. Actualicen sus listas de contactos y borren los que ni caso tienen.
  4. Ordenen sus discos duros. Sirve que recuerdan aquellas personas de las que se olvidaron, pero que están ahí, afuera esperando que todo esto termine para ir a abrazar a quien quedó pendiente ese último café o de aquel viaje que marcó sus vidas… y en el mejor de los casos ya tienen un par de fotos para sus redes sociales.
  5. Mejoren sus algoritmos de redes sociales.
  6. Escribe lo que estás pensando, por lo que estás pasando, lo que querrías gritar o de aquello de lo que quieres despedirte.
  7. Ordena tu clóset. Saca todas las prendas que no hayas utilizado en el último año, sé sincero, no la vas a volver a usar.
  8. Haz ejercicio desde tu casa. Practica YOGA, realiza un programa de estiramientos, no está de más estirar tus músculos para que tu postura mejore, para que la columna no duela. Escríbele a un fisioterapeuta y que genere un programa de ejercicio terapéutico, así los dos se ayudan.
  9. Estudien… porque cuando pase esto volverás más fuerte, con más trabajo y más responsabilidades.
  10. Aprendan a cocinar y en el mejor de los casos a programar la lavadora, porque creo firmemente que aquí todos sabemos prender un boiler.

Aprovecha este tiempo que tienes para ti, para conocerte, para saber que quieres, para invitarte un café y aclarar todas las dudas que tienes.

Ahora tenemos bastante tiempo, para nosotros, para la familia, para tu pareja.

Desafortunadamente no lo podemos compartir con nuestros amigos o conocidos.

Tenemos mucho tiempo pero no podemos compartirlo ni disfrutarlo.

Estos tiempos son para desarrollar nuestra empatía y quizá, más que desarrollarla, es ponerla a prueba.

¿En realidad hemos pensado qué queremos que la gente haga cuando seamos abuelos? ¿O tíos abuelos?

¿Ya pensaron quiénes van a ser las personas que va a meter las cervezas, mis fotos y mis libros de contrabando al asilo?

¿En realidad queremos un país y una sociedad egoísta que no piensa en los demás?

El ejemplo más burdo, tonto, y quizá hasta estúpido es el desabasto de gel antibacterial, las compras de pánico de papel higiénico y puedo seguir con todo lo que se puede ver en los súper mercados.

¡¡Carajo, México!!

Los invito a reflexionar a pensar un momento en aquella persona que sale a trabajar todos los días y que está en contacto con mucha gente, que quizá ya no tiene la fuerza suficiente para estar parado 3 horas detrás de una caja de súper o en el rayo del sol cuidando nuestros autos, cortando el pasto, llevándonos a nuestro trabajo cuando tomamos un Uber o nuestros alimentos hasta la puerta de nuestros departamentos.

Tal vez, sólo tal vez, el universo trata de decirnos que nada de lo que tenemos merece la pena si no se puede compartir o disfrutar con alguien más.

Y también creo que esto no es un apocalipsis, pero sí puede ser una oportunidad de entender el verdadero propósito de nuestro paso por el mundo, de aquella misión que venimos a realizar.

Cuando Europa se ve mas afectada que África, cuando un beso se convirtió en una arma y ya no en un símbolo y acto de amor, cuando nos damos cuenta que el dinero no te salvará, cuando la vida se detiene, y se detiene para todos, y el tiempo se vuelve un escarmiento, tal vez, sólo tal vez, cuando volvamos a caminar por la calle lo hagamos más despacio, más cercanos, más humildes, más humanos, más empáticos.

Amigos, espero que este momento con nosotros mismos nos ayude a reflexionar cuál va a ser la sociedad que queremos cuando tengamos 60 años.

Si tú te cuidas, me estás cuidando a mí también.

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