Aurora Sierra: Rara Avis en el Congreso

por Alejandra Gómez Macchia

Ser rebelde en el PAN suena a contradicción.

Ser una mujer con ideas propias y voz única todavía incomoda, hiere, afecta intereses caducos y creencias oscurantistas.

Increíblemente, aún en estos tiempos, hay una gran resistencia al cambio, a dar paso a lo nuevo, a lo diferente.

Aurora Sierra sube a tribuna y se hace notar, no sólo por su estatura física, sino por la forma en la que se expresa. Está a años luz de ser una funcionaria gris y alineada.  Desgraciadamente la mayoría de nuestros diputados carecen de retórica y dialéctica; están ahí porque no había demasiadas opciones: porque en México es muy común enchufar a los funcionarios por nepotismo, amiguismo o porque “es lo que hay”.

Acción Nacional le abrió la puerta, así que habrá que darle el beneficio de la duda al partido…porque es un perfil atípico en sus filas: progresista, entrona, cero convencional.

Hacer leyes no es un juego de niños, es más bien uno de estrategia; como un tablero de ajedrez.

 Aurora sabe que, si mueve una pieza sin repensarlo, el de enfrente la puede saltar, intentar tumbarla o ponerla en jaque.

No ha faltado quien intente cortarle la cabeza, pero aquel que lo hizo, se topó con pared y hoy está tras las rejas.

Polémica, extravagante.

Desde su arribo a la vida pública dio la nota: en tiempos de la 4T y de la inercia que disfrutan los adeptos de MORENA, arrasó con los votos de su distrito. Eso es algo que el PAN debe tener claro: les regresó un reino perdido.

Atenta a las necesidades de los que confiaron en su proyecto, se deja ver en bailes, moles, eventos y gestiona los asuntos de su distrito. Sabe para qué es el poder y lo ejerce sin abusos, pero con firmeza.

La bienvenida a su gestión fue un evento cardiaco; sus enemigos esperaban verla caer, sangrar, ser puesta en el patíbulo por un gobernador de oposición que, en vez de darle la espalda, aprendió a respetarla separando las inclemencias de un pasado que, como todo pasado, no careció de ilusión y buenas rachas, pero que, como todo pasado, cambió y la puso en una posición complicada que la impulsó a sacar la casta.

Resiliencia es una palabra que está muy de moda; Aurora es un ejemplo de esa capacidad de adaptación a los tiempos.

¿Su prioridad?

No dar pasos atrás, ser un ejemplo de valor y fuerza para su hija; no caer en la abulia que acompaña a la comodidad de sentarse en una curul; sortear las grillas de los que ven amenazados sus intereses personales. Apoyar a las de su manada.

Aurora Sierra no quiere engrosar las filas de las mujeres que se amedrentan por las instituciones.

 

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