Boquitas Pintadas
M
uy rumbera, muy jarocha, la Coquis Madrigal me invitó a una sensacional pachanga en el restaurante Villa Rica del Hotel Hilton, frente al Museo Barroco de Puebla. Ahí me encontré a los hijos de Julián Garcés, aquel obispo de Tlaxcala que fue visitado por los Ángeles que trazaron las calles de Puebla. Estaba la crema y nata del mundo empresarial poblano y lo mejor de su mundillo femenino.
Y fue a la mitad del quinto mojito de la tarde que la Coquis Madrigal me enseñó una foto de Maximilian I, rubio nietecito del excelentísimo ex gobernador de Puebla Mario Marín Torres. El bebesón rubio es digno heredero de las glorias del Danubio y de esas tribus de origen celta que fundaron la apacible Viena.
La Coquis me contó que Nadja Ludmer, como se llama la madre de Maximilian, conoció a Mario Marín junior en su época de scholar en Puebla, donde vivió días felices en el hogar de Enoé González Cabrera, mi llorada comadre, de la que fui colaboradora en sus tiempos de dirigente de las Juventudes Revolucionarias Pero Institucionales (JRPI) del PRI.
Maximilian I nació en febrero pasado y a sus dos meses de edad ya hizo su primer viaje a México para conocer las tierras paternas. Sus abuelitos, don Mario y doña Margarita, echaron la casa por la ventana, lo que no fue poca cosa, pues su fortaleza del rumbo de Valsequillo abarca cientos de hectáreas.
El bebé vienés fue agasajado con un mole de panza por su tía Eduviges Torres. El problema es que a su corta edad está impedido de comer guisos tan condimentados. La tía Luz Blandina propuso armar un tour a Nativitas Cuatempan, tierra de los Marín, para enterrar su ombligo en ese pintoresco pueblito de la Mixteca, pero la abuela austriaca se opuso terminantemente. De hecho, me dijo la Coquis Madrigal, en Viena no entierran los ombligos de los niños. Simplemente los tiran en los anaqueles de basura tóxica. En la tierra de los Marín continúa la salvaje costumbre de enterrar el ombligo, por lo que luego los perros los desentierran y se los comen.
Las celebraciones en honor de a Maximilian I continuarán varios días más. El notario Valentín Meneses ya planteó mandar a hacer una misa en Catedral en honor al más rubio de los Marín. Sus médicos, por cierto, vaticinan que será muy alto, rubio y barbado, por lo que no faltará el maledicente que diga que Maximilian será el nuevo Maximiliano de Habsburgo.
Agradezco a mi comadre y colega Alejandra Gómez Macchia la gentil invitación para colaborar en Dorsia. Gracias, comita. Por aquí nos saludaremos en cada número.