Con un radar, arqueólogos revelan una antigua ciudad romana
Por AFP
Por primera vez, investigadores han cartografiado con precisión una antigua ciudad romana sin mover una piedra. Con un radar descubrieron el esplendor de Falerii Novi: baños, un mercado, un templo y hasta canalizaciones para el agua.
El equipo integrado por científicos de la universidad de Cambridge (Reino Unido) y Gante (Bélgica) utilizaron un radar de penetración terrestre (GPR) para sondear las profundidades de las 30,5 hectáreas de Falerii Novi.
“Es la primera vez que se usa esta tecnología para cartografiar una ciudad entera”, dijo Martin Millett, de la universidad de Cambridge, coautor del estudio publicado este martes en Antiquity.
Situada en Lacio, a unos 50 kilómetros de Roma, la ciudad romana fue ocupada por primera vez hacia el 240 antes de Cristo y lo estuvo hasta 700 años d.C.
Desde los años 1990 fue objeto de excavaciones y estudios. Pero el GPR permite a los investigadores sondear diferentes profundidades y sobre todo ver cómo la ciudad evolucionó a lo largo de los siglos.
Según los datos de los investigadores, “el plano de Falerii Novi es mucho menos estandarizado que el de muchas otras ciudades romanas, como por ejemplo Pompeya”, señala un comunicado de la universidad de Cambridge.
Y “el templo, el edificio del mercado y el complejo termal, descubiertos durante estas búsquedas son arquitectónicamente más elaborados de lo que se podría esperar de una ciudad pequeña”.
Los investigadores también descubrieron una sorprendente serie de conductos de agua. Las tuberías pasan a través de gran parte de Falerii Novi, incluso debajo de los bloques de casas y no sólo a lo largo de las calles, como suele ser el caso.
“El increíble nivel de detalle que hemos logrado en Falerii Novi, y las características sorprendentes que el GPR ha revelado, sugieren que este tipo de estudio podría transformar la forma en la que los arqueólogos investigan sitios urbanos”, señala Millett.
Pero queda mucho trabajo por hacer para examinar la enorme cantidad de datos acumulados por el GPR, que puede llevar meses.