Por David Carmona Sánchez
Tuve como siempre la fortuna de asistir a la Conferencia dictada por Carlos Meza Viveros, el Auditorio José María Morelos de la Facultad de Derecho de la BUAP, referente a “El discurso que puede producir odio”, con una asistencia plena, con personajes que brillan en todos los ámbitos públicos, laborales, académicos, plumas brillantes, en fin, lo más importante fue ver a un grupo de estudiantes de la ciencia del derecho con quien disfrutamos la exposición del jurista y que se prolongó en más de hora y media en una charla de preguntas y respuestas.
Antes de iniciar la conferencia del maestro, tuve oportunidad de charlar con Heinz Schneider, respecto a diversos puntos de vista de lo que acontece en nuestro México, la situación vivida con la captura del hijo del “Chapo”, su libertad inmediata, y la injerencia de nuestro “Presidente de la Nación” al mencionar que ordenó su libertad para salvar vidas, yo me cuestioné, ¿y la división de poderes?, ¿y el estado de derecho?
Las declaraciones de nuestro “presidente” son claras al decir que él ordenó la salida del capturado hijo de “El Chapo”.
Yo me cuestiono, ¿el gobierno se doblegó ante el crimen organizado por un plato de lentejas?, ¿o ya negoció con ellos?
Desafortunadamente, los ciudadanos mexicanos vivimos conformes con lo que nos dejan, aunque sean migajas. Los ninis con beca, los sistemas de salud sin medicamentos y aparatos necesarios para la detección de enfermedades, en fin, todos conformes porque mañana nos recuperaremos.
Leí una nota en Internet en la que abordan el tema de un atleta, “Michael Jordan”, para mí el mejor basquetbolista de todos los tiempos, en la que se conmovió hasta las lágrimas por instalar el primer hospital de atención a gente de bajos y nulos recursos sin costo alguno, ¡qué gesto tan noble! Y además en construcción el segundo hospital del mismo género.
Y ahora me pregunto, ¿en México quién se toca el corazón para apoyar de esta manera? ¡Nadie!
Nuestra clase política, social, solo sigue el propósito de seguir enriqueciéndose, sin darse cuenta de la debilidad, descomposición social, fragilidad, de un México que dejaremos a nuestros hijos sin saber a qué se enfrentarán.
Platicaba con Heinz respecto al conformismo del que somos presa y replico:
“…El conformismo es una postura o actitud hacia la vida, que sumerge al individuo en un pozo de ciega aceptación, independientemente de si las circunstancias son negativas o positivas, y que elimina toda posibilidad de cambio y progreso. Esto, en algunas ocasiones, puede simplemente ser una decisión tomada para hacer frente a determinadas oportunidades, como una especie de herramienta que evitaría la salida de la zona de confort. De igual forma, no siempre desencadena en el estancamiento; por el contrario, aceptando las condiciones de vida que tienen, se puede aspirar a mejorarlas, como en el caso de las personas con discapacidades, que buscan apoyo por parte de personas en igual estado…”
¡No debemos conformarnos más!
¡Un poquito de por favor!