lunes, noviembre 25 2024

Por: Mario Alberto Mejía

Cuando surgieron los súper delegados nació un mito genial: serán más poderosos que los gobernadores, decíamos todos.

No ha sido el caso.

Poco a poco han alcanzado su estatura real.

El caso poblano es elocuente.

Rodrigo Abdala entendió desde el primer momento que su cargo requería todo, menos protagonismo.

Hoy, ante la inminente llegada al gobierno de Miguel Barbosa Huerta—la elección será un mero trámite—, está dedicado a censar beneficiarios de los programas de bienestar social.

Su actitud nada tiene que ver con personajes como Carlos Lomelí (Jalisco) y Jaime Bonilla (Baja California).

El primero se enfrentó desde el primer día al gobernador Enrique Alfaro y terminó perdiendo.

El segundo, en cambio, sólo estuvo unas semanas en el cargo —que utilizó como trampolín político— y se prepara ya para ganar la elección como abanderado de Morena.

Abdala nunca se enfrentó a nadie.

Ni siquiera a Jesús Rodríguez Almeida: el encargado de despacho que conjuró contra sí mismo para no ser el gobernador interino.

Con don Guillermo Pacheco Pulido, Abdala ha guardado un significativo bajo perfil.

Lo mismo hará con Barbosa Huerta, quien no tendrá —ni permitirá— sombra alguna en Puebla.

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La Ignorancia es Atrevida

Algunos de los heridos en el campo de batalla —luego de que Miguel Barbosa ganó la candidatura—siguen sin resignarse a la derrota.

Ahora juran que Alberto Jiménez Merino —el marinista confeso que llevará al PRI a un lejano tercer lugar— será el beneficiario del voto de los descontentos y que hasta podría ganar la gubernatura.

No entienden que no entienden.

En sus sueños guajiros se atreven a decir que el presidente López Obrador impuso a Barbosa para darle fuerza al PRI.

Su imaginación no tiene límite.

Al rato nos saldrán con que hasta el Papa Francisco orquestó la conjura.

Que Régulo y Madaleno los rediman.

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El Nuevo Museo de la BUAP

José Carlos Bernal tiene en sus manos una de las vicerrectorías más nobles de la universidad: la de Cultura.

Y pronto tendrá la oportunidad de hacer crecer a la BUAP de manera insospechada en ese ámbito, pues el antiguo hospicio de la avenida Reforma, frente al edificio que albergó durante muchos sexenios el Palacio de Gobierno, se convertirá en museo.

Es cosa de días para que el célebre hospicio pase en comodato a la BUAP gracias a que el gobierno estatal así lo decidió.

Un museo en ese lugar le dará más vida aún al Centro Histórico de Puebla.

Por cierto: en mi columna anterior, los duendes de la redacción hicieron que “cultura” se convirtiera en “penumbra”, lo que está muy lejos de la luz y del brillo que acompaña a ésta.

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Si Juárez no Hubiera Muerto.

Antonio Hernández y Genis, presidente del Colegio de Puebla, demostró que tiene su Juárez muy bien leído.

Y es que éste jueves fue el orador principal durante el homenaje que el gobierno del estado organizó para celebrar el natalicio del héroe mayor del presidente López Obrador.

Toño elaboró una pieza oratoria fiel a su estilo: inteligente, informada y rica en mensajes.

Su correcta dicción fue un elemento extra que la dotó de elegancia.



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