martes, diciembre 10 2024

Por Carlos Meza Viveros

“El periodismo moderno justifica su existencia por el gran principio darwiniano de la supervivencia del más vulgar”

Oscar Wilde.

Cuando alguien no está bien consigo mismo se nota. Se le nota en su andar, en la manera en la que se dirige a los demás –generalmente dubitativa o esquiva– y en el caso de este personaje se le ve también en la poca evolución que ha podido tener en su oficio.

Cualquier periodista, aunque no lo quiera, también forma parte de la clase política puesto que habla del político, se sienta con el político, critica al político, y por qué no, negocia y a veces trabaja y se postra genuflexo para el político. Pero como en todos lo gremios, hay actores que se mueven con más ética que otros.

Retomo el tema de Rodolfo Ruiz porque es importante que al respetable público no le venda churras por merinas. El dueño de E-Consulta pudo hacerse de un nombre respetable desde que dirigía El Universal, sin embargo, desde ese momento se dedicó a alimentar compadrazgos nada convenientes… aunque en aquellos tiempos hubieran parecido lo contrario. Todo se reduce a un tema de saber elegir amistades, pero me queda claro que Ruiz, además de tener muy poco talento para escribir sus notas, es peor a la hora de escoger las trincheras que defiende.

Lo risible del asunto radica en las pataletas que ha venido haciendo desde que perdió los jugosos convenios de publicidad que recibía en el sexenio de Marín y luego cuando por terceros muy cercanos a él engrosó las filas de la aviaduría descarada con Lalo Rivera; como quien dice la moral de Rodolfo es más laxa que la de una pareja de swingers daneses. Esto en un mundo ideal, en un entorno de cínicos, en las estancias de Satiricón o en una película de Passolini, se consideraría un mérito, pero da la casualidad de que Ruiz se ha puesto la etiqueta de hermana clarisa de claustro y quiere venderles a sus lectores la idea de que es un paladín de la libertad de expresión, dueño de una verdad más manoseada que la reputación de las Poquianchis.

Hurgando un poco en el pasado del sedicente periodista de marras, uno se topa con historias que nada tienen que ver con la supuesta imagen impoluta que sólo el ve de sí mismo frente al espejo… y eso quién sabe, pues desde que adquirió ese look de reportero crossover dudo mucho que pueda creerse un cuarto, un gramo, de la puesta en escena que interpreta cada día en su columna “La corte de los milagros”, título que le queda como anillo al dedo a nuestro personaje ya que, en efecto, más que una pluma respetable ha sido un cortesano de marca con aquellos que han necesitado uno que otro milagrito para salvar sus respectivas reputaciones. Puro galanteo de palacio… municipal.

Nada nuevo bajo el sol, o sí, porque finalmente Ruiz lleva años haciéndose la víctima mientras busca, como un tejón carroñero, quien amortigüe su frustración a billetazos.

Sólo basta con rascar un poco en internet para enterarse de lindezas tales como que entre los años 2006 y 2010 el portal E-Consulta, pasquín digital del interfecto en cuestión, recibió por concepto de publicidad cuando menos 10 millones 135 mil 646 pesos con 58 centavos.

Lo anterior deja expuesto a este pánfilo de los medios locales como lo que es: un soberano del chayote, un profesional en el arte de hacer como que la virgen le habla cuando se trata de denunciar las tropelías de sus carnales, pero eso sí, siempre anteponiendo su falsa pose de mártir mientras en lo oscurito confabula torpemente con el más traidor de la comarca.

Ni sus berrinches, ni sus montajes grabados en audio, ni sus petardos lanzados hacia mi persona, sugiriendo que perdí un juicio de Ricardo Henaine, (fake news como de costumbre), conseguirán que este tundeteclas se redima.

Yo no vendo sacos, pero a quien le quede, que se lo ponga, o bien, que suba de peso.

Lo digo sin acritud, pero lo digo.

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