sábado, noviembre 2 2024

TALA/ por Alejandra Gómez Macchia

Cuando algo pasa en el mejor momento (o en el peor, depende del lado que se mire) se dice que hubo “justicia poética”.

En el caso Elba Esther Gordillo se inaugura una nueva modalidad: La injusticia poética.

Uno no sabe bien a bien qué pensar. A quién achacarle la ineptitud, el pésimo gusto, el cinismo o la mala pata.

Ha salido libre la villana más reconocida del país. Villana para muchos… menos para quienes alguna vez se vieron beneficiados con su poder.

Elba Esther Gordillo es un personaje maravilloso desde el punto de vista literario porque encarna la metamorfosis de una mujer que desde abajo consiguió convertirse en “La” dueña de un sindicato. Y más que eso: su brazo era tan fuerte (y largo) que era capaz de poner presidentes.

La absolución de La Maestra es una prueba irrefutable de que algo está, algo sigue (y seguirá) podrido en este país.

Un país a punto de entrar, según AMLO, en su cuarta transformación. Pero ojo: no todas las transformaciones van de lo malo a lo bueno. Hay gente que se transforma de noble a ruin, de generosa a abyecta, de humilde a soberbia, y el caso de La Maestra es un botón de muestra, ya que  un buen día el poder la volvió como a Gregorio Samsa: ese personaje de Kafka que amaneció convertido en una cucaracha.

Es muy prematuro aventurarse, pero las casualidades a veces no son tan casuales. El así llamado timming va de lo irónico a lo siniestro. Hoy que AMLO recibe el acta en la que se le otorga el título de presidente electo de México, es el mismo día en el que Gordillo es literalmente exorcizada de toda culpa. No hay nada que rebatir. Un juez dijo: es inocente. Y no sólo eso: casi casi se le dice “usted perdone, maestra, los pendejos somos todos los demás”.

El timming también hace de las suyas y le vuelve a propinar una paliza a Peña Nieto, porque el gran grueso de la población, que fue quien votó por AMLO, se inclina a hacer una carnicería con la zalea vieja, es decir, están terminando de tasajear a Peña Nieto por haber descolgado la cabeza que puso en su sala de trofeos cuando tuvo que legitimarse en el 2012.

Él ofrendó a los dioses tenochcas la cabeza de la mujer que le ayudó a sentarse en la silla del águila. En ese tiempo era importante, urgente, que aplicara el “durazazo” para hacer creer que en verdad existía un “Nuevo PRI”, luego entonces metió a la cárcel a Elba Esther.

¿Qué pasó hoy?

Prestarse al juego de la especulación es el deporte nacional por excelencia, sin embargo, es muy significativo el hecho de que sea justamente en este tiempo (no antes ni después) cuando una voz omnisciente abogó por ella y le anunciara  (como en un rapto místico) al juez, que esa mujer, una de la más controvertidas –por no decir repudiadas– es la encarnación de la ética y la honradez.

Haya sido como haya sido, con o sin instrucción de un presidente o de otro, el hecho que Gordillo sea absuelta sólo se puede asociar con una palabra: BURLA.

¿En verdad México será otro país a partir de diciembre?

Seguro.

Pero en esa transformación (sea benéfica o desastrosa) ya van trepadas en “first class” varias alimañas y dos o tres miembros activos de la “Mafia del poder” que tanto se prometió abolir.

 

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About Author

Alejandra Gómez Macchia

Truncó su carrera de música porque se embarazó de Elena. Fue bailarina de danzas africanas, pero se jodió la rodilla. No sabe cómo llegó al periodismo (le gusta porque se bebe y se come bien). Escribe para evitar el vértigo. En el año 2015 publicó “Lo que Facebook se llevó” (Penguin Random House), y en unos meses publicará un libro de relatos, “Bernhard se muere”, en la editorial española Pre-Textos.

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