viernes, noviembre 22 2024

Los pasajeros de las aerolíneas tendrán un viaje más accidentado en el futuro si el cambio climático continúa, según científicos de la Universidad de Reading tras considera que existe un mayor impacto en la corriente en chorro de lo que se pensaba, lo que generaría un aumento en las turbulencias de los aviones.

Los especialistas descubrieron que la corriente en chorro se ha vuelto 15 por ciento más agitada en la atmósfera superior sobre el Atlántico Norte desde que los satélites comenzaron a observarla en 1979.

“Debido a que la cizalladura del viento genera turbulencias, el nuevo estudio proporciona la primera evidencia basada en la observación para respaldar la investigación previa de Reading de que el cambio climático inducido por los humanos hará que las turbulencias severas sean hasta tres veces más comunes para 2050-2080”, señalaron.

“La cizalladura vertical del viento y el aumento en su velocidad en altitudes más altas causa turbulencias invisibles en el aire despejado, que pueden ser lo suficientemente graves como para arrojar a los pasajeros del avión fuera de sus asientos», consideró.

El nuevo estudio muestra por primera vez que si bien la diferencia de temperatura entre los polos de la Tierra y el ecuador se está reduciendo a nivel del suelo debido al cambio climático, sucede lo contrario alrededor de 34 mil pies, una altitud de crucero de avión típica.

La corriente en chorro es impulsada por estas diferencias de temperatura, y la tendencia de fortalecimiento en las altitudes de crucero está causando un aumento en la cizalladura del viento que impulsa la turbulencia, que hasta ahora había pasado desapercibida, consideraron.

Simon Lee, estudiante de doctorado en Meteorología en la Universidad de Reading y quien participó en el estudio, apuntó: “en las últimas cuatro décadas, las temperaturas han aumentado más rápidamente sobre el Ártico, mientras que en la estratósfera, a unos 12 kilómetros sobre la superficie, se han enfriado”.

Esa situación “ha creado un efecto de estira y afloja, donde los cambios de temperatura de la superficie actúan para desacelerar el chorro, mientras que los cambios de temperatura más altos actúan para acelerarlo”.

“Nuestro estudio muestra que estos efectos opuestos actualmente se equilibran, lo que significa que la velocidad de la corriente en chorro no ha cambiado. Sin embargo, buscamos por primera vez la cizalladura del viento, donde los cambios significativos habían pasado desapercibidos”, apuntó.

“Esto fortalece las proyecciones anteriores para aumentar la turbulencia en el aire despejado, ya que podemos ver un aumento en una de las fuerzas impulsoras que ya ha sucedido. Esto tiene serias implicaciones para las aerolíneas, ya que los pasajeros y la tripulación enfrentarían un mayor riesgo de lesiones”, puntualizó.

La corriente de chorro también “afectaría a las aerolíneas al aumentar los tiempos de vuelo desde Europa hacia Estados Unidos y acelerar los vuelos hacia el otro lado”, apuntó.

El estudio consideró que miles de aviones enfrentan turbulencias severas cada año, con un costo estimado para el sector de la aviación global de hasta mil millones de dólares, a través de retrasos en los vuelos, lesiones a la tripulación de cabina y pasajeros, así como daños estructurales a las aeronaves.

El profesor Paul Williams, del Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading, quuien dirigió el nuevo estudio junto con el doctor Thomas Frame, fue el primero en vincular el aumento de la turbulencia con el cambio climático.

Actualmente está trabajando con ingenieros de aeronaves para asegurarse de que la próxima generación de aviones sea apta para el espacio aéreo.

Por Notimex

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