domingo, noviembre 17 2024

Por Johnny Ántrax

En la historia del mundo han existido “Los intocables”, “Los invencibles”, “Los impresentables”… pero dentro de las subespecies de la raza humana habitan personajes que, aparentemente, son complejos e indescifrables. Son mamones, pero son huidizos. Esa clase de persona que, como reza el evangelio, “ningún chile les acomoda”.

Mamar: acción de sustraer leche del seno materno.

Y el que no mama, ¿qué hace?, ¿de qué sobrevive?

Un mamón tiene diversos significados. En Veracruz, por ejemplo, es un pan. Un bizcocho. Lo que se conoce en el altiplano como “panqué”. Ese pan dulce que habita en un capacete corrugado rojo.

Un mamón también es el sujeto insufrible. Y es insufrible, a veces, sin saber bien el motivo de su congoja.

En Puebla de los Ángeles, ser mamón es un símbolo de estatus. Mamón, el que se pasea en su nave último modelo por las calles. Mamón, el que lleva a su chica a comer al Rosewood o al Cartesiano. Mamón, el que tiene el billete para comprar un palco en Acrópolis y no tiene que andar oliendo sobacos ajenos en platea. Mamón, el que va con Enrique Torres a comprar relojes y luego mama en la ventanilla de su auto asomando la muñeca con el riesgo de que un sudaca le vaya a dar baje. Mamón, el que va a jugar golf a La Vista y hace su respectiva escala en el hoyo 19 para hablar de la última película de Spielberg.

Eso en Puebla, pero mamones abundan.

Ahora bien; no es lo mismo ser mamón que ser inmamable. El inmamable se cuece aparte. Es un alien, un elemento gacho que genera hostilidad y descontento. No es mamón porque es jodido, pero aún así se da ínfulas de Aristóteles Onassis (si lo que le mama es la plata). Y no es mamón porque aunque aspire a ser Truman Capote (si lo que le mama es ser un día un periodista “bon vivant”, cosa que es mera utopía pues los periodistas nacionales, si no son chayoteros son híper chairos) su clímax lo encuentra en ser trending topic por haber realizado una investigación que, al final, no tirará a un presidente.

Los escritores inmamables merecen un ensayo completo. Dejémoslos en paz por hoy y mejor pasemos al terreno de la estadística.

Usted mismo puede ser un Inmamable y no lo sabe.

Si quiere descubrirlo, acuda a pedir consejo a su fuero interno (al fin que nadie va a saberlo) y si tacha más de tres de los siguientes puntos, no hay duda, es usted un inmamable.

-Se ofende por todo

-Soporta una charla por mero compromiso, pero en el fondo cree que todo el mundo es pendejo.

-Escucha a The Smiths, pero reniega de los Hombres G.

-Leyó la última novela de Volpi y creyó que sí merecía el premio Alfaguara aunque sea un legajo judicial.

-Dice que no ve la serie de Luismi, pero se despierta en la madrugada para verla sin que su mujer lo descubra.

-Cree que Ricardo Anaya no es AMLO en chiquito.

-Cree que el Tafil es para señoras desesperadas, pero usted vive de Rivotril.

-Stalkea a las ex novias de su pareja y le echa indirectas sin arrobarla.

-Se ofende de todo (sí de nuevo).

-Cree que Peña Nieto es más imbécil que usted y su apreciable familia.

-Cuando pierde su equipo de fútbol postea un desplegado de insensateces en lugar de aceptar que su equipo es chafa.

-Jura que no le gusta el reguetón porque es vulgar y misógino, pero si ve a una chava perreando tiene una súbita erección.

-Se ofende de la existencia del reguetón.

-Se cree un conocedor de cine y sólo avala el así llamado “cine de arte”, lo demás es mierda hollywoodense.

-Mientras se baña piensa que su casa se desmoronaría sin usted.

-Cree que el jazz lo eleva al estatus de gente culta.

-No asiste a conciertos de pop porque cree que traiciona sus ideales.

-Se regodea de su vasta cultura cada vez que Woody Allen se pone en su plan de “namedropper” y en una película cita a Tolstoi y a Marshall Mcluhan.

-Le ofende que los demás se ofendan.

-Platica usted con su perro y su perro le contesta como si fuera un lord inglés.

-Ve películas de Antonioni, y aunque se tarde diez minutos en una escena, finge usted estar muy pendiente de cada detalle.

-Cree que desear a Rihanna es vulgar y primitivo.

-Menosprecia la belleza física de Maluma porque es usted un proto-simio

-Amenaza con cerrar su cuenta de Facebook porque el cabrón de Zuckerberg tiene sus datos personales (su cuenta de ocho mil pesos al mes que le depositan por trabajarle al partido que denuesta en público).

-Cada vez que dice una ocurrencia, añade “una playera que diga”, como si lo que usted dijo fuera un aforismo de Wittgenstein.

-Se ofende de todo lo anterior y va a dar de baja al usuario que lo posteó.

Recuerde: si tachó más de tres puntos, es usted un inmamable. Si tachó diez, es un inmamable orgulloso. Si tachó todos, es un inmamable extraordinario y es mejor que se ate a un yunque porque si no ya pronto le hará compañía a los pobres sujetos que viven en alguna estación espacial rusa.

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