Famitas pedorras
De Perfil/ Elena Tremblay G.
Tener “Fama” en Puebla es muy importante para todos los mocosos de mi edad. Me estresa mucho eso, pues mientras algunas personas desearían ser alguien en este mundo, los famosos pagarían para que nadie supiera de ellos.
Aunque no lo crean es muy molesto andar de un lado para el otro saludando a todo aquel que te topes. Lo digo sin mamonería y desde mi micro-escala de fama pueblerina.
Cansa y mucho. Y no es tan cool ser el ajonjolí de todos los moles, como dice mi madre.
Cuando llegué a México los únicos que me conocían eran mis papás y los amigos más cercanos. Mi nombre no significaba nada para nadie.
Déjenme decir algo antes de que piensen que soy una fresota insoportable por creerme popular o “famosa”…
Cuando digo “fama” no es necesariamente algo chido o cool. La fama puede ser un obstáculo.
Me he dado cuenta que entre más cosas hagas mal (o sea si te equivocas en algo aunque sea en lo más tonto) la gente voltea a verte por morbosa y habla de ti y es cuando, según los otros, te vuelves “Famoso” con tus 1000 seguidores en Instagram. ¡Qué tontería!
Mi nombre empezó a sonar en Puebla cuando sucedió el problema de la “Lady Humilladora”. Ella, la niña que protagonizó el escándalo que se hizo viral, solía ser una de mis mejores amigas, pero pasó el tiempo y nos dejamos de hablar. Obviamente ella se volvió muy muy famosa y no precisamente por ser artista, sino una chava prepotente.
En ese momento mi nombre empezó a ser escuchado (y eso que yo aparezco sólo en el fondo en ese video).
Después de este episodio no sé cómo, pero mucha gente que yo ni idea quién era, me empezó a hablar y a seguir en las redes.
Los chismes en mi ciudad corren muy rápido: eso de que tu ex es el ex de mi ex y el ex de tu ex es el ex del mejor amigo de mi ex (y así hasta el infinito y hasta yo me confundo con eso).
También pasa algo que está de moda, pero que es peligrosísimo y humillante si se sale de control: lo que nosotros llamamos “packs”.
¿Qué es mandar el pack?
Mandar fotos de desnudo (o casi) a tu pareja o a alguien a quien le tienes mucha confianza, pero lo malo es que como los chamacos son unos presumidos e inmaduros, ellos terminan pasando la dichosa foto a otras personas y se hace un mega drama que destruye la vida de las chavas.
A mí nunca me ha pasado porque sencillamente no mando fotos así, pero a veces no falta el rumor que pasa de boca en boca y alguien que ni conozco llega y me pregunta:
-¡Weeeey, no mames que te besaste con ese tipo!
Y yo me quedo pensando y hago mi cara de “WTF y quién es ese que ni lo ubico”.
Obvio a mí no me afectan esas cosas porque sé que son falsas. La bandita envidiosa siempre trata de desprestigiar a la bandita buenaonda. ¿Y qué logra la bandita envidiosa? Que uno se dé cuenta la importancia que le dan a nuestras vidas.
Ahora tengo a un galán al que amo muchísimo, entonces no les queda de otra que hablar de la hermosa relación que tengo con él.
Y todo este rollo que me eché es para llegar al siguiente punto: a veces es mejor que nadie te conozca porque así no levantas envidias. Me gustaría mucho ser esa alma que nadie conoce. Que nada más mis amigos me ubiquen y cuando me vaya a una fiesta tenga que saludar nada más a 10 personas en lugar de detenerme a chismorrear con media fiesta. Aunque no niego que es divertida la popularidad porque adonde quiera que voy hay alguien que conozco y no estoy sola, pero luego me gustaría estar conmigo misma sin que nadie me moleste.
Conclusión: siempre habrá gente que hable mal de ti, pero tú no te preocupes por eso ya que todo pasa y más en estos tiempos.
Preocúpate por demostrar con tus acciones que todo lo jodido que se murmura de ti es falso, y que si es cierto, ¡a los demás qué les importa!
La vida es asunto de quien la vive y tú decides hacia dónde llevarla.
Neta que si hubiera una aplicación para comprarse una vida, el programador sería más rico que el dueño de Facebook, y la tienda virtual estaría saturada, ¿no?