viernes, noviembre 22 2024

Por: Mario Alberto Mejía

Mario Marín Torres está de regreso y viene dispuesto a desafiar a todos.

Nada le perjudica, menos aún la supuesta investigación ordenada al gobierno federal por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Y digo “supuesta” porque al parecer en Gobernación decidieron archivarla.

Un solo ministerial aprehendido es el saldo de la exigencia emitida por dicha Comisión.

Ah, y un “usted disculpe” a Lydia Cacho expresado por Olga Sánchez Cordero.

La ex ministra, por cierto —cómo olvidarlo, le salvó la vida a Marín con un polémico voto en la Suprema Corte al quitarle el calificativo de “grave” al coscorrón jurídico que el ex gobernador le dio a la periodista a petición del empresario Kamel Nacif.

Hoy, Marín presume, la secretaria está exonerándolo de nuevo.

En todas las mesas, nuestro personaje se jacta de que el gobierno del presidente López Obrador le tiene buena fe, tanta que no será tocado ni con el pétalo de una comparecencia.

Con esa seguridad ha regresado a la arena pública en abierto desafío a todos.

Con unos kilos de más, y con esa voz pretendidamente metálica, Marín enfrenta a la prensa y a la opinión pública.

Y sonríe cuando lo hace.

¿De qué sonríe?

¿De quién se burla?

Hace unos días vi un documental de HBO sobre Michael Jackson en el que el genial músico es evidenciado y acusado por dos víctimas suyas de haberlos sometido a un severo abuso sexual durante varios años.

Jackson no sólo los había quebrado físicamente: también los destrozó por dentro.

Tanto lo hizo que hasta el final de su vida los tuvo como aliados y defensores suyos en los diversos juicios sobre pederastia.

Sólo hasta la muerte de Michael Jackson se atrevieron a hablar.

No sé por qué pensé en Marín.

Algo me decía con insistencia que la sonrisita de Michael algo tenía en común con la del ex gobernador.

¿Cuántas víctimas de éste lo siguen defendiendo cada vez que él lo pide?

¿Cuántos de sus cómplices en todo tipo de casos lo seguirán protegiendo?

MJ y MM tienen otra cosa en común: una infancia complicada y violenta.

Y, como infancia es destino, los dos cobraron su facturas puntualmente.

Dañaron a gente como parte de la cuota que la vida les debía.

Hace poco, un amigo me dijo que Marín celebró como loco después del siniestro que les costó la vida, entre otros, a Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle.

Incluso, juran que llegó a decir: ¡es la mejor navidad de mi vida!

¿Qué más lo llevó a celebrar el lamentable caso del helicóptero Agusta?

¿Lo sabremos algún día?

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Armenta Mier y sus Aliados Panistas

En política las coincidencias no existen.

Un reciente tuit de Fernando Rodríguez Doval, secretario de Estudios del CEN del PAN, parece copia del discurso del senador Alejandro Armenta Mier, quien perdió ante Miguel Barbosa Huerta la candidatura de Juntos Haremos Historia a la gubernatura de Puebla.

El texto es similar, el fraseo es idéntico y el mensaje es el mismo.

Incluso los personajes son los que Armenta ha venido señalando.

Héctor Larios, secretario general del CEN del PAN, también anda repitiendo en todos lados los argumentos inspirados en Armenta.

¿O debería decir “dictados por Armenta”?

Lo curioso es que el candidato del PAN se llama Enrique Cárdenas.

Si uno fuera mal pensado creería que el senador de Morena, presidente de la Comisión de Hacienda, ya se alió a los panistas en su guerra contra Barbosa y Yeidckol Polevnsky.

¿Lo sabrá el presidente López Obrador?

La duda mata.

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