miércoles, diciembre 18 2024

Los niños menores de 15 años que viven en países afectados por la guerra enfrentan en promedio casi tres veces más posibilidades de morir por enfermedades relacionadas con el agua y saneamiento que por la violencia directa, afirmó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

“En áreas frágiles y afectadas por conflictos, el acceso al agua potable a menudo se ve comprometido debido a que la infraestructura se daña o deteriora, las tuberías están en mal estado y la recolección de agua a veces es peligrosa”, apuntó.

“Sin acceso al agua limpia, los niños se enferman, las escuelas y hospitales no funcionan y las enfermedades y la desnutrición se propagan”, abundó UNICEF al hacer referencia que unos 800 millones de niños viven en zonas vulnerables o afectadas por conflictos; uno de cada 10 habita en contextos extremadamente frágiles.

“Quienes viven en estas condiciones tienen tres veces más probabilidades de defecar al aire libre; son cuatro veces más propensos a carecer de servicios básicos de saneamiento y ocho veces más propensos a carecer de agua potable”, señaló.

Aseguró que a pesar de que el derecho al agua potable y al saneamiento hace parte de la Convención sobre los Derechos del Niño, junto con la alimentación y la atención médica, los conflictos están privándolos cada vez más de estas garantías.

El informe consideró que el declive y la destrucción de los sistemas de agua y saneamiento, así como la falta de agua potable, son causas cada vez más generalizadas de inestabilidad social, económica y política, que amenazan la supervivencia, salud y desarrollo de los niños y sus comunidades, la paz y el desarrollo en todos los niveles.

En los conflictos, el agua contaminada “puede ser tan mortal como las balas”. En promedio, los menores de 15 años que viven en esos escenarios tienen casi tres veces más probabilidades de morir por enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento que por la violencia directa, mientras que en los menores de cinco años la probabilidad se eleva a 20.

“Los ataques a los sistemas de agua impactan directamente a los niños. Cuando se detiene el flujo de agua limpia, estos se ven obligados a depender del agua insalubre, lo que los pone en riesgo de enfermedad”, reseñó UNICEF.

Manifestó que “es común que durante los conflictos haya ataques deliberados e indiscriminados para destruir la infraestructura del agua, herir al personal y cortar la energía que mantiene el sistema hidráulico”.

De acuerdo con UNICEF, de los más pobres del mundo, “el 80 por ciento vivirá en países frágiles y afectados por conflictos para 2030”.

“En los últimos años, más de 120 millones de personas han necesitado asistencia humanitaria urgente y protección cada año. Además, hay más crisis que afectan a más personas y que duran más que hace una década”, consideró.

Destacó que en 2018, unos 70.8 millones de personas, la mitad niños, tuvieron que desplazarse, principalmente por conflictos que son cada vez más prolongados.

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