La Quinta Columna
Por Mario Alberto Mejía
Hace varios años, Olimpia Coral Melo salió a las calles de Huauchinango, Puebla, y sintió el peso de la moral pública en los ojos horrorizados de esa horrorosa sociedad que debería horrorizarse más bien por los horrores que comete a diario.
Le costó trabajo caminar una calle.
Los saludos cotidianos se volvieron descalificaciones.
Sus amigas, algunas, dejaron de hablarle.
Otra más la saludaban con disimulo.
Todos estaban dados a la murmuración.
Y ella era el centro de la satanización.
Hoy, Olimpia es la misma que enfrentó la hipocresía de esa sociedad, pero también es el nombre de una ley que castiga a quienes difundan en las redes sociales los encuentros sexuales con mujeres: sean novias, parejas o amigas.
Este jueves, Claudia Scheinbaum, Jefa del Gobierno de la Ciudad de México, acaba de exhortar al Congreso de la Ciudad a aprobar la Ley Olimpia.
En mi próxima columna contaré la historia completa.
Felicidades, querida Olimpia.
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Una Celebración
Una vez que llegó al Colegio de Puebla, Toño Hernández y Genis reactivó la institución de una manera vigorosa.
Hoy, como parte de los 35 años de fundada, Toño invitó a un grupo de poetas —yo incluido— a celebrar con versos el nacimiento de esa institución.
Sale, oh César.