domingo, diciembre 22 2024

Alrededor de 11 millones de personas murieron en 2017 debido a los malos hábitos alimenticios, como el consumo de cantidades bajas de alimentos saludables -cereales integrales, frutas, verduras-, y demasiados alimentos poco saludables, incluidas las bebidas endulzadas.

Las dietas deficientes fueron responsables de 10.9 millones de muertes, una de cada cinco muertes a nivel mundial en 2017, con enfermedad cardiovascular (ECV) como la causa principal, seguida de cáncer y diabetes de tipo 2, según un estudio publicado por la revista médica The Lancet.

El estudio encuentra que, aunque el impacto de los factores dietéticos individuales varía de un país a otro, tres factores dietéticos (ingesta baja de cereales integrales, frutas y verduras, y alto consumo de sodio) representaron más del 50 por ciento de las muertes relacionadas con la dieta.

El otro 50 por ciento de las muertes se atribuyeron al alto consumo de carnes rojas, carnes procesadas, bebidas azucaradas y ácidos grasos trans, entre otros alimentos.

Los investigadores señalan que por tanto «las muertes se asocian más con no comer suficientes alimentos saludables que con comer demasiados de los que son malos para la salud».

Según los datos recabados, de las 11 millones de muertes atribuibles a una dieta inadecuada en 2017, unos 10 millones fueron por dolencias cardiovasculares; 913 mil por cáncer y 339 mil por diabetes de tipo 2.

En 1990, el número de muertes asociadas a la dieta era de unos ocho millones, un incremento, hasta esos 11 millones, que se atribuye al aumento de la población y la mayor expectativa de vida, añade el estudio.

Los autores señalan que en 2017 la ingestión de los quince factores dietéticos examinados, que incluían también alimentos con omega-3 o calcio, era deficiente en casi todas las veintiuna regiones en que se dividió el planeta.

La revista médica The Lancet divulgó resultados del estudio Carga global de enfermedad, que examinó las tendencias de consumo según quince factores dietéticos clave entre 1990 y 2017 en 195 países.

De los 195 países analizados, la mayor proporción de muertes relacionadas con la dieta se registró en Uzbekistán (195), seguido de Afganistán(194), islas Marshall (192) y Papua Nueva Guinea (192).

La menor proporción de ese tipo de fallecimientos se registró en Israel, el primer clasificado con solo 89 muertes por 100 mil personas; Francia ocupó la segunda posición, España la tercera; Japón la cuarta y Andorra la quinta.

El Reino Unido figuró en el puesto número 23, Estados Unidos en el 43, India el 118 y China el 140, mientras que Colombia se sitúa en el 31, seguida de Chile (35), Ecuador (40), Cuba (45), Brasil (50), Uruguay (51) o México (57).

En zonas como el Caribe, América Latina y partes de África se detectó un buen consumo de legumbres, mientras que el sodio fue el principal factor de riesgo en China, Japón y Tailandia.

En Bangladesh se come poca fruta y en Estados Unidos, Alemania, Brasil, Nigeria, Rusia o Irán se detectó una deficiencia de consumo de granos y cereales integrales.

Los autores dicen que sus hallazgos «subrayan la urgente necesidad de coordinar esfuerzos a nivel global para mejorar las dietas mediante la colaboración entre las diferentes secciones del sistema alimentario y nuevas políticas para impulsar dietas equilibradas».

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