sábado, diciembre 21 2024

Por Notimex

El aumento de las tasas de obesidad entre la población incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Copenhague

Todos los organismos que necesitan oxígeno para vivir, señalaron los científicos, producen dióxido de carbono como resultado de los procesos metabólicos, el cual es proporcional a la tasa metabólica y el tamaño corporal promedio y al número total de individuos de la especie.

Sin embargo, las personas con obesidad producen más dióxido de carbono a partir del metabolismo oxidativo en comparación de las personas con un peso normal, apuntaron mediante un artículo.

Asimismo, el mantenimiento de mayores pesos corporales requiere la producción y trasporte de más alimentos y, del mismo modo, el trasporte de las mismas personas más pesadas se asocia con un mayor consumo de combustibles fósiles.

El estudio, detallaron los investigadores, constó calcular la emisión adicional de gases efecto invernadero del aumento del metabolismo oxidativo a partir de las definiciones estándar de obesidad (índice de masa corporal mayor o igual a 30 kilogramos por metro cuadrado) y peso normal (índice de masa corporal menor de 25).

Así como del incremento de la producción y el consumo de alimentos, y el aumento del combustible utilizado para trasportar el mayor peso corporal de las personas con obesidad.

En comparación con una persona de peso normal, los investigadores descubrieron que un obeso produce 81 kilogramos adicionales de emisiones de dióxido de carbono por tener un metabolismo más alto y 593 kilogramos adicionales por un mayor consumo de alimentos y bebidas.

“En general, la obesidad se asoció con aproximadamente un 20 por ciento más de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a las personas con peso normal”, apuntaron.

Sin embargo, los científicos indicaron que dichos cálculos son sólo estimaciones, pues las personas que son más activas físicamente necesitan más alimentos que las personas sedentarias, por lo que las emisiones de efecto invernadero asociadas a la producción de alimentos también son comparativamente más altas para estas personas.

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