Por: Mario Alberto Mejía
Muchos mitos circulan sobre los orígenes políticos de algunos miembros del Gabinete del gobernador electo Miguel Barbosa Huerta.
Hay, por ejemplo, quienes ven el músculo de Juan Carlos Lastiri en la figura de Carlos Urbina Tanús.
Veamos.
El hijo de Silvia Tanús, quien enfrentó con éxito un cáncer hace algún tiempo, fue incorporado por Armando Saldaña, hijo del Mercader de Venecia en Atlixco: don Arnulfo.
Saldaña, involucrado en la trama de la Estafa Maestra por unas supuestas firmas, fue llevado a trabajar con Rosario Robles Berlanga por Fernando Ruelas: un antiguo socio y amigo que hoy vive en Cancún.
Ruelas, hay que decirlo, fue muy cercano a la ex titular de la Sedeso y Sedatu en su momento.
A esas secretarías llegó muy cobijado Armando Saldaña.
Y Carlos Urbina Tanús entró con él en calidad de adjunto.
Lastiri, como se ve, nada tuvo que ver con dicho nombramiento.
Menos aún guarda con él cercanía o cobijo político.
También se ha querido ligar a Vanessa Barahona con él por el hecho de formar parte del equipo de transición en el área de Cultura y Turismo.
Nada que ver.
Su llegada fue por otra puerta.
La polémica ha acompañado siempre a Melitón Lozano, doble alcalde de Izúcar de Matamoros, quien se alista para ser secretario de Educación Pública.
Cómo olvidar que éste se la jugó hace un año con Martha Érika Alonso y que su aportación de votos en favor del hoy gobernador electo fue más que simbólica.
Melitón es de los que divide de entrada por su temperamental carácter.
En Izúcar aplauden su salida de la presidencia municipal, al tiempo que él jura y perjura que en 2024 será gobernador de Puebla.
Ay, Melitón, le dicen sus paisanos.