domingo, diciembre 22 2024

Por: Mario Alberto Mejía

Por “tortura psicológica”, un juez federal obsequió unas bellísimas órdenes de aprehensión en contra de Mario Marín Torres, Kamel Nacif, Adolfo Karam y otros personajes ligados a la trama orquestada en contra de la periodista y escritora Lydia Cacho en diciembre de 2005.

El prestigiado abogado José Luis Nassar Daw, del bufete jurídico Nassar y Nassar, los amparó de inmediato para evitar desaguisados.

Fue la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, Suiza, el organismo que le exigió al gobierno mexicano que reabriera la causa, una vez que el caso no había sido debidamente procesado.

El tema cayó en el escritorio de la ex ministra Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación de la administración de Andres Manuel López Obrador, quien ofreció disculpas a Lydia Cacho de parte del gobierno.

Hace unos días, al decir de fuentes confiables, un juez reabrió el caso y obsequió las órdenes de aprehensión.

Hace unos días, Marín dijo en entrevista que el caso Lydia Cacho tendría que quedar en el olvido pues en su momento él fue exonerado por la Suprema Corte de Justicia.

La duda mata:

¿Alberto Jiménez Merino, candidato a la gubernatura de Puebla, seguirá invitando a Marín a sus giras de campaña o terminará escondiéndolo en algún lugar del clóset priista?

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