sábado, noviembre 23 2024

Por: Mario Alberto Mejía

Juan Carlos Lastiri es otro de los priistas que ya trabaja desde la sombra para Morena.

Al igual que Alberto Amador Leal —con quien convivió en la nómina de la SEDATU—, Juan Carlos ha venido trabajando para operarle a Miguel Barbosa.

No es la primera vez que participa con el partido del presidente López Obrador en una operación político—electoral.

Vea el hipócrita lector.

En la elección de 2018, Lastiri envió a Paco Ramos —ex yerno de Rosario Robles y amigo cercano de Mario Marín hijo— a la campaña por distrito federal 12, con cabecera en Puebla.

Ahí contendía, por el PRI, Karina Romero Alcalá, hija de Blanca Alcalá Ruiz, ex presidenta municipal de Puebla.

Lastiri ya había traicionado a esta última en la elección de la mini gubernatura de 2016.

Metido en los dobles juegos que siempre ha practicado, el ex subsecretario de la SEDATU envió a esa campaña de Morena

A varios de sus más fieles colaboradores.

Un ejemplo:

Ramos quería ser abanderado del PRI por el distrito 6.

Al no cumplirse su anhelo, amagó con irse del PRI, pero Jorge Estefan Chidiac, a la sazón presidente del Revolucionario Institucional en el estado,  le dio la presidencia de la Fundación Colosio en aras de que se quedara.

Ahí estuvo unas semanas para después sumarse de lleno a la campaña por instrucciones de Lastiri.

A los oídos de Edgar Chumacero, esposo de Karina Romero, llegó la versión de la doble traición.

Lastiri, por supuesto, lo negó.

Hoy las evidencias son abrumadoras.

Otro caso: Eduardo Morales Martínez, quien durante años fue secretario particular de Lastiri, también se integró a Morena casi de manera formal, aunque ya había dado su apoyo en la campaña por la diputación federal.

Hay más:

Lastiri puso recientemente a su equipo del distrito de Zacatlán a trabajar para Barbosa.

La integración de Alberto Amador, por cierto, se dio a petición de su antiguo jefe en la SEDATU.

Otro priista —Victor Díaz Palacios— también se integró a la estructura en Teziutlán.

Todos, pues, tienen un doble juego en esta historia.

(Juan Carlos y Beto Amador, por cierto, siguen siendo priistas de día y morenistas de noche).

Nota Bene: Por cierto, Juan Carlos era la propuesta del senador Miguel Ángel Osorio Chong —verdadero dueño del PRI— para que se integrara al gabinete de Martha Érika Alonso como secretario de Salud.

La recomendación no funcionó porque se consideraba a Lastiri muy poco confiable.

Pero no es cierto.

Son habladurías.

Es más confiable que un ducto de PEMEX.

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