jueves, noviembre 21 2024

Por: Mario Alberto Mejía

Muchas dudas vuelan como pájaros —después de estar en el alambre— luego de la postura del PAN en el Congreso local que dio como resultado un voto en favor de la propuesta de Morena.

Luego de mi más reciente columna sobre el tema, hubo voces que criticaron el matiz que bañó la misma.

Las dudas que matan son algunas de éstas:

¿Dónde quedó la operación que supuestamente iban a hacer —acerca de que el gobernador interino fuese panista— tanto gobernadores como miembros de la dirigencia nacional?

(Los hipócritas lectores se referían en particular a Marko Cortés, líder del albiazul en el país).

¿Quién fue el interlocutor de los panistas poblanos con la Secretaría de Gobernación?

(Una y otra vez nos aseguraron que de Bucareli saldría el humo blanco).

¿Por qué no hubo ningún poblano involucrado en ese peloteo?

(Fuentes del PAN local reprochan que quien comandó la negociación era un “chilango”).

¿Quién fue el interlocutor del lado de Gobernación: la secretaria Olga Sánchez Cordero o el subsecretario Zoé Robledo?

(Los hipócritas lectores consideran que esta respuesta es crucial, pues juran que quien en realidad se impuso fue Yeidckol Polevnsky, dirigente nacional de Morena).

¿Qué negoció entonces el personaje que comandó las propuestas del panismo local?

(Los furiosos corresponsales espontáneos sugieren que algo que nadie sabe terminó por negociarse en la mesa).

Ufff.

Acerca del voto panista en favor de la propuesta que culminó con el arribo a la gubernatura interina de Guillermo Pacheco Pulido, los mismos hipócritas lectores coinciden en que había de dos sopas: el voto en contra o la abstención.

Algunos terminaron por decantarse por esta última opción.

Y es que ese voto contendría tanto el voto a favor como el voto en contra pero con un matiz que no traicionaría el voto histórico del PAN en el Congreso federal.

En resumen, dicen, “cuando el PAN quiere votar en contra se abstiene. Pero nunca vota a favor”.

Es cuanto.

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El Honor de la Familia Alonso

Florentino Alonso, hermano mayor de Martha Erika Alonso, ha sufrido una especie de revictimización, una vez que se hicieron públicas versiones que lo ubicaban buscando lucrar política o económicamente tras la muerte de la gobernadora.

Buen lector de Shakespeare, Florentino está muy lejos de esas tramas.

De lo que sí está cerca es de su madre, doña Martha Hidalgo, que busca darle, junto con su familia, un entierro político a Martha como el que se merece.

Florentino es una especie de vocero de su madre y no está dispuesto a que se le dé un uso perverso al nombre de su hermana.

Eso es lo más legítimo a lo que puede aspirar una familia como la Alonso Hidalgo.

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Moreno Valle y Manzanilla

Fueron entrañables amigos y formidables adversarios.

La mayor parte del tiempo ocurrió lo primero.

(Lo segundo se dio como consecuencia de los inevitables desencuentros).

Tras la muerte del ex gobernador Rafael Moreno Valle, y justo a un mes del siniestro que les costó la vida a cinco personas —incluida Martha Erika Alonso—, Fernando Manzanilla subió a su cuenta de Twitter nueve mensajes que llaman notablemente la atención.

Me permito compartir con el hipócrita lector un apretado resumen:

“La urgencia de reconciliación que se vive en la sociedad poblana es un asunto que no sólo tiene que ver con la gobernabilidad, la legalidad o la corresponsabilidad.

“La dimensión humana, compleja y profunda, es el punto de partida desde el que tenemos que avanzar hacia la restauración del tejido social.

“(…) Los momentos presentes de dolor para la familia de mi esposa, cuyas dinámicas me mueven, me han permitido optar por privilegiar, en mis recuerdos de Rafael y Martha Érika, aquellos momentos de fraternidad y cercanía, por encima de las diferencias y los desencuentros.

“Si no puedo cambiar el pasado, al menos tengo la alternativa de honrar las mejores cosas compartidas.

“Por ello, a un mes de distancia de su partida y, desde mi condición humana, me resulta doloroso haber perdido a personas a quien, en su momento, me unió una enorme y entrañable amistad y no tener ya la posibilidad para lograr un espacio íntimo de mínimo reencuentro y paz.

“(…) Hoy, nadie puede pensar en desmantelar una expresión política para beneficiar a otra, ni tampoco alentar un ambiente de división con nuevos protagonistas.

“Nuestra responsabilidad nos exige, entonces, recomponer la paz social en Puebla. Y todo ha de empezar por la frágil condición humana, que opera en cada persona, familia y comunidad. Que el perdón y la reconciliación nos guíen”.

Hasta aquí la larga pero reveladora cita.

Las redes sociales nos han vuelto parte de una trama perversa que destaca más el morbo y el escándalo que mensajes como éstos.

El encono es nota de ocho.

La reconciliación, no.

Que cada quien saque sus lecturas.

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