Por: Mario Alberto Mejía
Cuando el machete desgarra el pescuezo de un pollo o un guajolote suceden varias cosas.
Vea el hipócrita lector:
Sucede que el pollo o guajolote en cuestión corre desorbitadamente por el patio o matadero en el que se hallan metidos.
(Los ojos, también desorbitados, miran atónitos desde el charco de sangre eso de lo que formaron parte alguna vez).
El pollo o el guajolote siguen corriendo sin saber exactamente qué sucede y a su paso chocan con el pescuezo con ojos tirado en el piso.
Y así sucesivamente hasta que el pollo o el guajolote entienden que ya nada se puede hacer para volver a andar con garbo, o con cierto garbo, o con la mitad del garbo que tenían antes de que el machete cayera sobre su atribulado pescuezo.
Ufff.
Esto, pues, sucede con el ayuntamiento de Claudia Rivera Vivanco.
Palabras más.
Palabras menos.
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Armenta-Barbosa (Diálogos y Promesas)
El senador Alejandro Armenta Mier le dijo al gobernador electo —Miguel Barbosa Huerta— que nada tiene que ver con Alejandro Rojas Díaz-Durán, y que éste tampoco nada tiene que ver con el senador Ricardo Monreal, y que, en síntesis, nada tienen que ver los dos con los enemigos del barbosismo.
También le dijo que no tiene aspiraciones para el 2021, y que los enemigos del barbosismo no contarán con él en ese año ni en ninguno otro.
Todo esto ocurrió el viernes pasado en El Mural de los Poblanos, cuando el senador y el gobernador electo dialogaron poco más de una hora sobre estos temas y otros.
Otros temas que tienen que ver, más que nada, con los apoyos que Armenta Mier está dispuesto a ofrecer desde el Senado y desde sus espacios locales.
No hay, pues, intención alguna —al decir del senador— en socavar al nuevo gobierno.
No está en su agenda, jura.
Y es cuanto.