miércoles, diciembre 18 2024

por Carlos Meza Viveros

Existen estudios que hacen los psicólogos en los cuales ponen a dos personas que están dentro de una relación amorosa, y cómo a partir de la convivencia, esas dos personas que no están unidas más que por la voluntad (no por lazos de sangre), terminan pareciéndose, es decir, se empiezan a mimetizar por fuerza de la costumbre. Incluso existen parejitas que de tanto pasar tiempo juntos comienzan no sólo a adoptar los gestos, las manías, las expresiones y la forma de vivir del otro, sino que terminan, increíblemente, pareciéndose físicamente.

Después de años de soportar dentro de la clase política a un enano de calabacillas como lo es Javier Lozano (quien ha brillado siempre por ser el porrista oficial de uno de los peores presidentes que ha tenido este país), resulta que ahora el respetable público tiene que tolerar a la persona que, por una suerte de mimetismo, acabó convertida en la versión femenina de este impresentable.

Se trata de Desireé Navarro, sedicente escritora, sedicente decoradora, sedicente fashionista y dizque maestra del buen gusto y del buen decir.

La relación que tiene con Lozano ha llevado a esta dama hacia niveles insospechados de arrogancia y necedad. Ahora bien, la pregunta aquí sería: “Oiga, señora Navarro: ¿pero cómo puede usted sentirse orgullosa llegando, por ejemplo, al Au Pied de Cochon con un ser tan despreciable?

Hace un par de días la prensa nacional reveló un audio en el cual Navarro se escucha en caldeada plática con alguien, despotricando contra la esposa del presidente López Obrador, la doctora Gutiérrez Müller.

Con una dicción atropellada y un tonito fresa–wannabe (digna de las “niñas bien” de Guadalupe Loaeza o del personaje central de la novela de Gustavo Sainz, La Princesa del Palacio de hierro (poseedora un vocabulario de 110 palabras máximo), la mujer de Lozano se llena la boca de estulticias exponiendo su frustración intelectual mediante juicios frívolos sobre Müller y sus libros (y su afición por el canto), además de pretender externar una opinión sobre el estado actual del país…

¿La versión femenina de Lozano Alarcón atreviéndose a criticar a la doctora sobre su escritura?

Permítame el amable lector voltear la silla desde donde estoy escribiendo esto para soltar una horrísona carcajada.

No cabe duda de que la ignorancia es atrevida y en estos tiempos ya cualquier tundeteclas se puede asumir como escritor; sin embargo, permítanme contarles que cuando Desireé Navarro presentó el texto “¿Es posible morir de amor?” (en el título se le nota lo preclara) su galán imperfecto, es decir, el abominable Lozano, le rentó el Museo Barroco para el evento, pero lo que la gente no sabe es que el auditorio no se llenó de lectores ansiosos de escudriñar los misterios de una muerte por amor, no, más bien el aporrapianos echó mano de los acarreados para que el auditorio se llenara. Esa es la verdad…

Para nadie es un misterio el hecho de que vivimos (desgraciadamente) en un país de no lectores, y que los libros más vendidos son los de autoayuda, los de Gaby Vargas, los de chepina y su cocina y los de Jordi Rosado. Pues bien; ese es el nivel de escritura que la señora de Lozano presume (o quizás un poco más desafortunado), luego entonces, teniendo en cuenta que las masas son consumidoras voraces de basura literaria o de libros para hacer antesala en el aeropuerto, es extraño que la publicación de Navarro haya pasado completamente desapercibida hasta para ese público adicto a los culebrones en donde una dama aburrida de Polanco escucha a las “amiguis” platicar los traumas vividos junto a sus horripilantes y desalmadas parejas.

Pero, ¡oh!, Desireé Navarro se desborda entre las descalificaciones hacia la mujer del presidente, cuando ella, Gutiérrez Müller, es no sólo escritora de narrativa, sino doctora en literatura, investigadora y catedrática.

Estoy de acuerdo con aquellos especialistas de la salud mental que con tanta circunspección estudian la simbiosis entre dos individuos que establecen lazos afectivos, lo que en unos casos resulta benéfico dadas las facultades intelectuales de los miembros de la pareja.

Lo que debe ser terrible es acabar convertido en la versión con trenzas y falda de un desafecto como Lozano Alarcón.

En este escenario siempre será mejor amanecer convertido en un escarabajo, como Gregorio Samsa, el celebérrimo personaje Franz Kafka.

Volviendo al inicio de esta entrega, les decía que es increíble como los amigos, las parejas, los complices, vamos aquellos que se juntan de manera permanente o inician una relación que perdura por un tiempo razonable surge a través de las coincidencias interpersonales, se vuelven inseparables, se necesitan uno al otro de manera indefectible.

Hay un dicho popular un poco subido de tono, pero muy real que reza: entre hetairas, briagos y cabrones reina la amistad y por supuesto las empatías sentimentales. Quién en su sano juicio puede concebir que alguna mujer inteligente y con un poco de pudor y decencia pudiera fijarse en un chupóptero camandulero y Zalagarda como el desafecto nacional, provocador profesional y pendenciero de salva, que como arma arrojadiza solo utiliza su móvil, para buscar camorra mediante las redes sociales, ese personaje del cuchillón,  malandrín irredento que solo utiliza su probóscide para lanzar epítetos y emitir comentarios propios de un coprolalico, y lozano Alarcón lo es. Así que como dice el respetable tal para cual, dios los hace y ellos se amanceban, dime con quien andas y te diré quién eres (o Son).

Así es que, lectores míos saquen una conclusión y díganme si es verdad o no que, esta linda pareja tiene lo que cada quien se merece? amarse y respetarse con el capital cultural y cacumen que los hace estar unidos hasta el día de hoy. En fin que, cada chango a su mecate. Lo digo sin acritud, pero lo digo

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