jueves, noviembre 21 2024

tala/ Alejandra Gómez Macchia

Nuevamente caigo en la tentación de escribirle porque hay asuntos de importancia capital que se intentan evadir so pretexto de la veda electoral.

Esta vez no voy a criticar su desempeño personal: sé muy bien que para que una casa no se venga abajo es necesario que las cadenas y los cimientos sean de buena calidad; lo mismo pasa con su gobierno. Usted no es la única responsable del desastre, pero sí lo sería si insiste en la omisión. 

Después de ver cómo el periodista Iván Mercado la exhibió y la puso en la picota de la manera más alevosa, me puse a pensar que, en efecto, está usted siendo juzgada severamente, pero así sucede cuando alguien lleva el papel protagónico (si una vez abuchearon a Richard Burton porque Liz Taylor se llevó la obra, Burton tuvo que aguantar vara porque la culpa no era de Liz Taylor). Así los personajes públicos.

Mercado, que es un periodista menor, abusó de su micrófono y se puso en el rol de juez cuando en toda su carrera siempre ha sido un soldado de los gobernantes en turno. Con usted la excepción fue obscena. ¿Se llama machismo? Sí. Y abuso y violencia de género.

Su relación con los medios, Claudia, ha sido nula, y tendrá sus razones. Supongo que la idea original fue no caer en el juego de los periodistas chayoteros y extorsionadores que pululan en la ciudad. Esos que piden dinero a cambio de elogios o de omisiones.

Si su reticencia hacia la prensa es en aras de evitar esa espiral tóxica de corrupción, le aplaudo; sin embargo, lamentablemente usted necesita de los medios. Somos, si así lo quiere ver, un mal necesario. Y digo un mal (generalizando) porque lo que más abunda en la prensa son los dueños y directores y reporteros carroñeros: tenemos casos surrealistas: periodistas ágrafos que son dueños de vidas, ranchos, haciendas, espectaculares en las mejores zonas y constructoras.

Los medios hacen escarnio con su sangre. La han golpeado con zaña (y con lastimeras faltas de lenguaje) en espera de que su golpeteo se vea traducido en una mordaza de varios ceros estampados en un cheque. Sin embargo, no todo en la prensa apesta a podrido, y antes de que Rafa Quiroz llegara como una bocanada de aire fresco, su área de medios fue desastrosa. No la han cuidado. No han tenido la habilidad de hacer un control de daños. La han dejado desnuda en la plaza pública. Hay secretos que se deben quedar en las puertas del Charlie Hall, para que la ciudadanía no entre en pánico.

Me queda claro que usted es una persona que ha intentado ser honesta. Empezó muy joven en este movimiento junto a mi amigo Javier Palou, en Radio AMLO. Vivieron las de Caín después del ominoso fraude que llevó a Calderón a la presidencia. Es usted una mujer de izquierda (o lo que se supone que es la izquierda actualmente).

¿Cómo eligió a su equipo?

La pregunta es seria.

Leo la prensa diariamente. Ahora todos están muy ocupados de la campaña y de hacer leña del árbol caído con Mario Marín. Le han quitado a usted el spot, pero es temporal.

Creo que este «time out» podría beneficiarle. Lo equiparo a la restauración de un carro que entró abolladísimo al taller.  Un carro al que sendos tráileres le pasaron junto y lo embistieron con espíritu anti deportivo.

Su gobierno está ahora en un taller, pero de nada sirve llevar un Ford 58 al changarro del “Gordo San Juan”, cuando ese maquinón amerita ser llevado a un SPA de autos de lujo en donde los mecánicos sean expertos y ejecuten cortes quirúrgicos a la piel de los asientos y le pongan buena pintura y neumáticos alemanes. De nada sirve meterle pintura COMEX a las caras blancas de la llantas o piel de Naolinco a los asientos.

Su gobierno está ahora mismo (o debería de estar) en un hospital cinco estrellas haciéndose una buena cirugía plástica con doctores first class, no con carniceros como los que desfiguraron a Lyn May.

Y temo decirle que en su grupo hay personajes impresentables de los que debe prescindir si quiere que la operación mayor perdure (continuando con el paralelismo de la cirugía, si quiere que no le regrese el tejido adiposo luego de la lipeptomía, o en el caso de los carros: si desea que su FORD 58 sea digno de museo).

Una de las lacras que trae usted pegada es el Síndico Municipal, Gonzalo Castillo Pérez.

Y no estoy hablando sin conocimiento de causa ni arbitrariamente.

Durante este “stand by” de la veda electoral he estado releyendo las columnas y los artículos más notables en donde se critica a su administración, y los de Carlos Meza Viveros son inquietantes.

¿Cómo está eso de que andan perdidos 15 millones de pesos que han salido de la bolsa de los ciudadanos?

Son 15 millones –pero aunque fueran tres tlacos– es menester que usted tome cartas en el asunto si quiere que su gobierno salga del atolladero; esto sin mencionar que el síndico es un déspota que cuelga el teléfono cuando recibe llamadas que lo increpan.

¿Ese petimetre es “un abogado del pueblo?

Desconozco de temas jurídicos, sin embargo, el término abogado me suena al que aboga, al que protege, al que cuida y lucha por los intereses de… y en esta trama el abogado está jugando el rol opuesto: el de bandido, el del corrupto, el del truhán.

Para no errar ni especular quiero citar a Meza Viveros:

“Esperemos que, este corrupto funcionario no se escaquee ni utilice un efugio para sortear la trapisonda en la que se encuentra envuelto y justifique, de cara a la sociedad y frente a los regidores que componen el ayuntamiento, las razones que lo orillaron a no defender hasta el último recurso el procedimiento de la expropiación radicado con el número de expediente 335/2016 y que, el sentimiento de indignación es lo menos que pueden sentir los poblanos desamparados, alejados de las manos del Servicio Público Municipal y de las políticas públicas, que debieron haber primado antes del estratosférico negocio que perpetuó hasta girar el oficio a la Tesorería del Ayuntamiento para despachar el cheque por la desmesurada e ignominiosa cantidad de 15 millones de pesos. El pago indemnizatorio es a todas luces catingoso.

Alumbrado, bacheo, seguridad pública, parques y jardines e innumerables actos de bienestar social, en rezagos ancestrales pudieron convertirse en un bálsamo colectivo en favor de cientos de miles de poblanos y no, en una indemnización con la franja del Puebla de por medio que, según colaboradores de este personaje, picapleitos de secano, tuvo a mal ejecutar. Me cuentan servidores públicos cercanos a Claudia que, su torpeza e ingenuidad extrema, la llevó a escuchar a este ceporro, bufón con complejo de defensor del pueblo”.

Supongo, Claudia, que usted sabe que Carlos Meza Viveros fue Síndico en tiempos de don Guillermo Pacheco Pulido, ergo, algo (o mucho) sabe él que usted está pasando por alto.

Por último le recomiendo a usted ver el documental “Weiner”, basado en los descalabros y el resurgimiento de Anthony Weiner (congresista gringo que quiso ser alcalde de NY, pero que fracasó tras un escándalo sexual).

El documental es una cátedra magistral sobre control de daños… aunque al final Weiner se despeñó por no saber administrar su testosterona ni su Twitter.

Para volver a una casa que ha sido restaurada hay que fumigarla de alimañas: deshágase pronto de las sanguijuelas y las cosas le irán mejor.

Atentamente,

Alejandra Gómez Macchia

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