miércoles, diciembre 18 2024

Tala/ Alejandra Gómez Macchia

Estos monomaníacos hacen un mar de una gota de agua;

las ilusiones de su imaginación les parecen realidades

Dostoievsky

Alejandro Díaz Durán quiso “dar la nota” la semana pasada acusando a Luis Miguel Barbosa de comprar una casa que fuera de Miguel de la Madrid, cosa que es cierta, sin embrago no del todo, ya que esa casa, ubicada en Coyoacán, no es de ninguna manera “La” casa donde habitó el ex presidente, sino una de sus tantas propiedades (sin duda, una propiedad menor).

El suplente de Ricardo Monreal en el senado tuiteó entonces una serie de fotografías en las que aparece el supuesto contrato de compra-venta; lo curioso es que Díaz Durán escribió en Twitter que esa propiedad le había costado 120 millones a Barbosa, cuando en realidad fue adquirida por diez millones de pesos.

En entrevista con Aristegui, el candidato a la gubernatura de Puebla mencionó, incluso, que la propiedad sigue pagándose por medio de dos créditos hipotecarios.

Queda claro que la fallida intervención de este personaje trasnochado es parte de la estrategia que tiene Monreal para hacerse del control de MORENA, cosa que no conseguirá, y menos poniendo de testaferro a un paranoico.

En su infinita arrogancia, Monreal ha quedado exhibido como un buscabulla que da pataletas sin ton ni son, y una de esas pataletas fue claramente su intención de impulsar a Alejandro Armenta para que fuera él, y no Barbosa, el candidato.

Luego entonces es risible que el suplente salte de su condición de “Mr nobody” para emprender una campaña negra que seguramente está siendo orquestada por el parduzco “Ciudadano Cárdenas” desde las catacumbas de lo que hoy es el PAN en Puebla.

No es difícil traducir lo que Monreal está pergeñando desde su tácita (y nauseabunda) ambición; lo malo es que está rodeado de los mismos impresentables de los que tanto reniega.

En su carta de renuncia a MORENA y a la suplencia del senado, Díaz Durán hace gala de la más alta paranoia posible.

En pocas palabras, y evitándole la molestia al lector (que seguramente tendrá cosas más importantes qué hace antes de leer ese ridículo documento digno de un apantallatontos), el suplente escupe porciones generosas de excrecencias sobre la figura de Yeidckol Polevnski, a quien le achaca una burda complicidad con Carlos Salinas de Gortari, entre otras lindezas.

Al ir leyendo la carta –que está llena de citas bibliográficas y de los clásicos lugares comunes a los que recurren los veleidosos intelectuales– recordé a un tipo desmesurado y estrafalario llamado Eduard Limónov.

Limónov no es un personaje de ficción aunque parezca, y fue rescatado por el escritor francés Emanuel Carrére.

La biografía novelada retrata a la perfección y con un trazo sangriento al poeta Limónov, quien era asiduo a frecuentar los grupos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética. Luego se volvió vagabundo en Nueva York, luego mayordomo de un  millonario, luego volvió a la Rusia poscomunista para fundar un partido, ¡sí!, a fundar un partido llamado “Partido nacional bolchevique”.

En este punto es donde asocio al poeta-redentor con el torvo-suplente de Monreal, ya que casi al final de su desplegado (y luego de invitar a su orgía delirante al maoísmo, al marxismo-leninismo y hasta a Mandela), asegura que abandona el senado por una suerte de llamado superior.

Vea el paciente lector:

“Voy a recorrer el  país ,desde abajo y con la gente, para organizarnos rumbo al Congreso Nacional de Morena, porque ahí se librará la batalla definitiva del camino que deberá tomar ese tsunami popular en los destinos de la República. No hay tiempo que perder. Me voy en paz a luchar con todo”.

Desconozco a la fecha las circunstancias que han llevado a Díaz Durán hacia el laberinto que Monreal le ha mandado a hacer con jardineros poco confiables, pero al escucharlo hablar, y sobre todo, al leer su carta, queda claro que lo único que lo ha salvado de convertirse en un golfo es que se ha especializado en ser un “namedropper”, que en este caso no es otra cosa más que un aspirante a polemista que trata de confundir al respetable soltando a mansalva nombres y frases culteranas para justificar su falta de ideas propias… Meter al gran dramaturgo Bertrolt Brecht en un asunto tan anodino como lo son las pataletas histéricas de su patrón Monreal, se me hace el más obsceno de los excesos. En fin. Ya veremos cómo le va a nuestro Limónov de petatiux en su lucha contra los supuestos maoístas-maduristas de MORENA (uff).

Después de los hechos narrados en las líneas anteriores, Díaz Durán volvió a contraatacar desde la única trinchera que le queda, es decir, Twitter.

Y es que la ratificación de Barbosa como candidato para la gubernatura de Puebla fue el último, el más contundente fuetazo que recibieron tanto Monreal (en su papel de odiador de Polevnsky) como Alejandro Armenta; este último protegido y consabido ahijado de Mario Marín, de quien no se sabe nada desde el sábado, una vez que la justicia se ha hecho presente en este país de cínicos y una jueza giró –por fin– una bellísima orden de aprehensión para él y los involucrados en la «operación coscorrón».

Lydia Cacho debe estar satisfecha por esto. Y no es que uno se alegre de la desgracia ajena, sin embargo, todo crimen amerita un castigo…

Hablando de novelones rusos, la historia de Mario Plutarco Marín Torres llega a su clímax.

Que Limónov y Raskolnikov rediman, pues, a estos turbios personajes.

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