La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía
Nunca como hoy sonaron más fuertes las palabras del presidente López Obrador entre la gente de Morena.
El primer destinatario es, sin duda, el senador Ricardo Monreal, quien ha venido desafiando a varios personajes fundamentales de ese partido.
Es claro que a él se refiere cuando habla del político tradicional “que está pensando cómo colarse” y a quien no duda en llamar “trepador”, “oportunista”, “politiquero».
Qué duras palabras para quien le ha hecho una guerra sucia y permanente —y de muy alta intensidad— a Claudia Sheinbaum, Yeidckol Polevnsky y, ahora, a Martí Batres.
O al propio Miguel Barbosa Huerta a través de interpósitas personas.
Monreal cabe perfectamente en el traje Macazaga que le mandó a hacer el presidente.
Pero también caben otros —y otras— que todos los días buscan “cómo colarse” a través de las actitudes típicas de los trepadores, los oportunistas y los politiqueros.
Ahora que Morena abrió sus puertas en Puebla a los integrantes de otros partidos políticos se colaron, inevitablemente, personajes de la peor calaña.
Ejemplos sobran.
Ahí está el gángster con cadáveres en el ropero que pretendía ser fiscal.
Sólo un problema tuvo: se le atravesaron varios ministeriales.
O la legisladora que creyó que podría ser gobernadora sin hacer trabajo político y confundiendo al PRI con Morena.
¿Y qué tal la presidenta municipal que organizó un ayuntamiento como se organiza una kermés: con túnel del amor, con casa de los espantos y con los inevitables pastelazos?
Hoy más que nunca, sí, sonaron fuertes las palabras de López Obrador:
«Ya pasó el tiempo en que la política era sinónimo de individualismo, de sacar provecho personal, de estar pensando nada más en intereses personales, por legítimos que fueran, ya no ayudan quienes solamente piensan en sus intereses personales.
“Tiene que haber mística, tiene que haber convicciones, entrega total a la causa pública, no son los cargos lo que debe de importar, sino la contribución a los cambios, a la transformación del País”
Ufff.
Cuántos trajes Macazaga.
Cuántos pantalones hechos a la medida.