Tala
Por: Alejandra Gómez Macchia
Aunque todo parece apuntar que Luis Miguel Barbosa ya tiene en la bolsa la candidatura de MORENA para la próxima elección, existe una posibilidad (que si bien parece remota, no es del todo descabellada) de que el candidato no sea candidato sino candidata.
Pensemos un poco en el siguiente escenario: después de pasar “las de Caín” tras la campaña, la elección, las inconformidades y las impugnaciones, Puebla tuvo -al menos por diez días- su primera gobernadora; que si bien llegó con algunos estigmas por su relaciones personales, y varias heridas propinadas en la guerra, todo apuntaba a que esos estigmas y esas heridas iban a ser tarde o temprano cicatrices.
Con el tiempo, y de haber aplicado estrategias que poco a poco la posicionaran como una mujer con voluntad propia y no sometida a los consejos de su cónyuge, los poblanos que no votaron por ella hubieran –quizás- rectificado su postura hasta el grado de respetarla..
Recordemos algo: vivimos épocas en las que el papel de la mujer se ha reivindicado, y aventurando un poco más podemos afirmar (sin empacho) que el hecho de que una mujer llegue a posiciones de ese nivel es la nueva forma que ha adoptado lo políticamente correcto.
La muerte de Martha Érika Alonso llegó a conmover hasta sus principales detractores: ¿Por qué? Evidentemente porque cualquier deceso es lamentable, pero también por la razón de haber perdido la oportunidad de que una mujer viniera a darle “refresh” a la anquilosada tradición de ser liderados por un macho alfa.
En ese tenor, pensemos que la aspiración de Nancy de la Sierra no es sólo un sueño de opio.
Si hay algo que en estos tiempos pesa en sociedades wannabe como la nuestra, eso es la idea de obedecer al orden natural de la cosas, o como se maneja en la nueva narrativa progre-zen , “que las cosas fluyan y que la ley de la atracción ejerza su fuerza sobre la energía que ya está encausada”.
Hablamos de Nancy de la Sierra y no de Blanca Alcalá porque es evidente que el PRI no tiene oportunidad de ganar, pero MORENA -con todo el aparato detrás- sí.
Entonces no echemos al basurero de las aspiraciones rotas que en una de esas el dedo de oro se pose sobre la senadora.
A pesar de que no tenga la experiencia ni la estatura de dirigir un Estado, podría llegar por el factor “soy mujer”.
Porque la gente se dejaría llevar por una suerte de la nostalgia al haberse quedado en vilo con “la gobernadora que no fue”.
Porque Barbosa no ganaría cabalgando el corcel de la honestidad valiente ni su popularidad, sino por obra la inercia.
Porque vivimos en la era del #metoo
Porque se ha puesto de moda esa fea palabra llamada “Sorodidad”, que no es otra cosa más que la solidaridad entre mujeres. Un tranvía rápido, rosa y seguro.
Por eso y muchas cosas más no descartemos a Nancy de la Sierra para candidata a gobernar nuestra Puebla angélica.