jueves, noviembre 21 2024

Desde temprano, Olivia Salomón ejecuta ciertos rituales para clarificarse. Es una mujer que no pierde el tiempo porque sabe que el tiempo se puede traducir en muchas cosas: en bienestar, en salud, en belleza, en dinero, en poder. Sintetiza todo esto y lo lleva al plano de la meta conciencia. Lo que importa siempre es el hoy, y el pasado no es más que un cuadro alterado de representación mental.  

Salomón no imaginaba que este año le traería grandes sorpresas. Era ya una mujer de negocios que administraba una comunidad parecida a cualquier pequeña ciudad: un microcosmos encallado en la zona más exclusiva de Puebla.  

Ser quien maneja las finanzas y la organización de un complejo como La Vista no es fácil, pues es sin duda el lugar en donde viven y conviven los egos más robustos del estado. Egos revueltos que cierran negocios en el hoyo 19 de un campo de Golf. 

Nadie sabe a ciencia cierta cómo es que el gobernador Barbosa decidió incorporarla a su equipo, a una secretaría tan importante y sensible en donde el papel principal lo juega eso que para todos es un arma caliente: el dinero.  

El propio gobernador declaró que no la conocía en persona hasta el día que la invitó a ser secretaria de economía. Para entonces Olivia estaba regresando de un viaje por el extranjero, y volvió lista y mentalizada para dejar en orden CONDOLAVIS e incorporarse al gabinete.  

A partir de ese instante, se ha convertido en una de las secretarias más visibles de esta administración, y es que Olivia parece entender muy bien que santo que no es visto no es venerado.  

Lo curioso de este nombramiento fue quizás que Salomón representa un poco todo aquello en lo que Barbosa desconfía: es una mujer que en el contexto natural de la 4T podría ser la encarnación de lo FIFÍ. Viste bien, se mueve con soltura entre las élites, y, claro, su apellido de casada está estrechamente relacionado con el exgobernador que obstaculizó que ganara en la elección del 2018.  

Desde muy joven, Olivia Salomón aprendió a abrirse paso entre los tiburones del mundo inmobiliario. Conoce a la perfección las filias y las fobias de los dueños del dinero y ha hecho de la diplomacia su modus vivendi. 

Y es que un gobierno, por más austero que sea, necesita de la clase empresarial para que haya derrama económica y una buena distribución de la riqueza. Y distribuir esa riqueza implica conocer los movimientos de los inversionistas, de los constructores, de los dueños de las tierras. 

Salomón ensayó durante años las artes de esos movimientos y parece estar clara en los pasos que da.  

Olivia descansa hasta que el último pendiente del día quede cubierto.  

Lee algunos pasajes de un libro naranja antes de dormir, y al despertar, todo vuelve a empezar. 

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Dorsia Staff

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