miércoles, diciembre 18 2024

Por Dorsia Staff

La realidad que hoy vivimos impone, además de un cambio, una educación financiera para planificar adecuadamente los ingresos y egresos en el ámbito familiar, así como un fondo de ahorro que permita afrontar mejor la crisis económica que se prevé por la recesión causada por la COVID-19, consideró la coordinadora de la Licenciatura en Economía de la BUAP, la maestra Rosalinda Merino Calderón.

“Para salir de esta crisis, todos los sectores deben involucrarse de manera coordinada:  gobierno, sociedad, iniciativa privada; no podemos actuar de manera aislada. Uno de los puntos que más preocupa es la economía familiar, porque hay quienes no tienen seguridad social, ni ingresos fijos; otros más han perdido el empleo o bien sufrieron reducción de salario. Todo esto nos tiene que abrir los ojos para saber en qué nos equivocamos e impulsar cambios positivos”.

En general, el mundo enfrenta una situación compleja a causa de la pandemia, lo que genera cierta inestabilidad en diferentes niveles. En México, por ejemplo, ya se observa una drástica caída en los precios del petróleo, baja recaudación de impuestos, aumento en los precios de bienes importados, pérdida de empleos formales y afectaciones al turismo y la construcción, entre otros.

De acuerdo con estimaciones de la Secretaría del Trabajo, más de 600 mil empleos formales se perdieron en abril, una cifra sin precedentes. A esto hay que añadir que con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el empleo informal representa más del 50 por ciento de la población ocupada del país, hoy también afectado severamente por el confinamiento, de ahí que el escenario se observe adverso.

Durante esta crisis, consideró que muchas empresas tendrán la oportunidad de capitalizar nuevas opciones comerciales, mientras que los individuos pueden experimentar cambios importantes que servirán para cuestionarse la manera como trabajan, ahorran, compran y conviven con otros y con su medio ambiente.

En este sentido, la académica recomendó poner atención en distintas estrategias que pueden aligerar este escenario complejo, entre ellas modificar los hábitos de consumo, crear un fondo de ahorro, estudiar nuevas inversiones y generar economía local, todo esto enmarcado en una educación financiera, que en estos momentos se vuelve tan necesaria.

Educación financiera y ahorro

La maestra Rosalinda Merino mencionó que el confinamiento puede facilitarnos tiempo para tomar cursos en línea sobre educación financiera, pues se trata de un tema que no sólo compete a los especialistas. En ese sentido, informó que la Facultad de Economía de la BUAP suele ofertar cursos sobre planeación financiera a externos, pero también hay otras posibilidades como las plataformas de la Bolsa Mexicana de Valores que ofrece cursos digitales para estudiantes y población en general.

Merino Calderón refirió que aquellos que tienen un ingreso y no cuentan con una cultura financiera de ahorro, pueden vivir momentos de crisis por carecer de un fondo de emergencia, lo que provoca que el problema deje de ser sólo económico y se torne emocional, por eso se deben buscar alternativas y voltear a la educación financiera para garantizar cierta protección familiar.

Para la especialista, una buena estrategia de ahorro es separar una cantidad del ingreso antes de hacer gastos, puede ser un 10 por ciento o incluso menos, esto se irá a un fondo de ahorro, pues lo importante es hacer una planeación básica de gastos habituales como alimentación, transporte, salud y ocio, de esta forma el recurso extra no será equivalente a una semana o un mes, sino a uno, dos o más años, el cual podría estar disponible en casos de contingencia.

“Ese ahorro se puede utilizar para alimentos, salud, colegiaturas, hipotecas, o para cualquier apuro inesperado, lo que reduciría el estrés constante de no contar con nada, lo que tendría un efecto en el plano emocional del individuo”.

Modificar hábitos de consumo y generar economía local

Otra de las recomendaciones de la maestra Merino Calderón involucra a los hábitos de consumo, los cuales propuso que se modifiquen, sobre todo si constantemente se incurre en compras innecesarias o no esenciales. “Hay mucho que hacer, somos consumidores natos de bienes de importación, entonces sí nos afectará este escenario; sin embargo, la sociedad tiene la capacidad de cambiar, adaptarse y reconfigurar su comportamiento”.

Si bien hay aspectos que no le competen al individuo sino al Estado, como fortalecer la política fiscal, así como a los sectores primario y secundario, entre otros, consideró que las instituciones deben apostar por la ciencia y la tecnología para transitar de ser sólo consumidores a generadores, como lo están haciendo otros países.

“Es necesario modificar los hábitos de consumo y preguntarnos si lo que compramos lo necesitamos. También hay que voltear a las tiendas y negocios locales para comprar en estos y no en los grandes centros comerciales; es decir, a la tienda o el mercado más cercano, para poder generar economía local y así evitar compras de pánico o almacenamiento innecesario de productos. Es momento de organizar de mejor forma los gastos para iniciar un ahorro”.

Al respecto, la Asociación Mexicana de Ventas Online (AMVO) informó que desde que se inició el confinamiento, el comercio electrónico en el país se triplicó y en algunos rubros de ocio los índices en sus ventas se dispararon.

Por otra parte, la maestra Rosalinda Merino señaló que en el caso de las personas que tienen deudas deben priorizar las necesidades esenciales, como alimentación y salud, pues ya habrá tiempo de renegociar su deuda con las instituciones.

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