Puertas al campo (prioridades en el pico de la pandemia)
por Alejandra Gómez Macchia
Me gustan las listas. A todos los maniacos nos gusta enlistar cosas.
Hay quienes enlistan quehaceres, pendientes, deudas, saldos por cobrar, discos, libros, hasta ligues o revolcones. Las listas son buenas para los que padecemos de memoria corta. Al escribir las listas, se te quedan algunos datos que posiblemente no retengas sólo al escuchar. Es un ejercicio mnemotécnico. Por cierto, esa palabra, “mnemotécnico” logré retenerla gracias a que un día la escribí en mi libreta de palabras nuevas que tengo al lado cada vez que abro un libro. ¿Lo ven? Siempre es bueno enlistar.
A continuación, quiero compartir con ustedes una lista que de inicio no tendrá ni pies de ni cabeza, ya que los elementos de esa lista no parecen pertenecer al mismo conjunto. Es una lista non sense, una lista sin sentido aparente, sin embargo, al final, si se quedan a leer todo el texto, la idea se desvelará, y entonces podrán engrosar esa lista o tirarla a la basura. O definitivamente hacer otra lista en las que el lector renegado apunte los calificativos más repulsivos sobre mi persona. Y estará bien que lo hicieran, así la podré recoger y hacer mi propia lista de las cosas espantosas que la gente opina de mí.
Vamos con mi lista
- Llevar plátanos a Tabasco.
- Sacar tu torta de huevo en el bufete.
- Vender jamón serrano de Perote en Jabugo.
- Leer El Quijote traducido al inglés.
- Beberte una sidra poblana en Galicia.
- Pedir un té McCormick en Japón.
- Ser Hugh Grant casado con Elizabeth Hurley y que te apañen con una prostituta de 80 kilos.
- Salma Hayek comprando un clon Gucci afuera de la estación de Atocha.
- vender pinos de Río Frío en Canadá.
- Retar a Hamilton para echarse un arrancón en un pinche Seat intervenido.
La lista es extraña, no tienen nada que ver los plátanos con las bolsas Gucci, salvo que hay muchos plátanos en Senegal y son los senegaleses los que venden esos clones afuera de Atocha.
¿Estamos?
Lo que intento demostrar con esta lista es una serie de despropósitos y disparates en los que puede caer un ser humano que se deja guiar por la terquedad.
Bueno, se me ocurre ejemplificar así una nota que acabo de leer, donde se anuncia que, por órdenes superiores, las vacunas anti covid serán llevadas (una vez aplicadas al personal de salud) a pueblos remotos de la abrupta serranía (en donde el aire fluye fresco y el número de habitantes es menor al número de ganado porcino y bovino).
El criterio podría ser “congruente” con el lema de la 4t “primero los pobres”. Eso no lo vamos a poner a discusión, sin embargo, ¿no es mucho más urgente distribuir las dosis entre los grupos vulnerables de las grande urbes?, ¿allí donde la gente se aglutina como marabunta (metro, centro histórico) y no en donde el aire de la verde montaña aminora considerablemente la carga viral?
Por eso hice esa lista de despropósitos.
O… ¿mandar al campo abierto las insuficientes dosis de vacunas en este momento no es equivalente a llevar plátanos a Tabasco o perder a Elizabeth Hurley por un calentón de una noche?
Ojo ahí.