¿Qué nos preocupa en tiempos de COVID-19?
Por Iván Juárez / @IvanJuarezJPue
Foto: Daniel Casas / Agencia Es Imagen
A finales de abril de este año, la organización francesa IPSOS mediante su división de asuntos públicos presentó el estudio “Qué preocupa al mundo”, una investigación realizada en 28 países de los cinco continentes en la que México estuvo incluido. El documento permite identificar las principales inquietudes de la población en relación con su entorno. La pandemia provocada por la Covid-19 irrumpe en la escena internacional convirtiéndose en la principal preocupación, seguida del desempleo y la salud. Cabe destacar que los tópicos crimen y violencia son desplazados hasta una quinta posición en la medición.
Para el caso específico de México, los resultados de la encuesta difieren con los datos globales. En este país, 56 de cada 100 entrevistados ubicaron al crimen y la violencia como el asunto que más les preocupa. De acuerdo con el Informe de incidencia delictiva del mes de abril realizado por el Observatorio de Ciudadano de Seguridad y Paz (OCSEPAZ) del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla, delitos como el acoso sexual, el homicidio doloso, la violencia familiar, la violación, el robo a transportistas y a transeúnte tuvieron incremento en el mes de marzo en la comparativa nacional. Adicionalmente, El año 2020 ha registrado un incremento constante en los niveles de violencia, siendo particularmente la ejercida contra las mujeres un problema estructural que no cesa y que con el confinamiento se estima elevará su cifra negra.
Las y los mexicanos encuestados refirieron al coronavirus (Covid-19) y al desempleo como la segunda y tercera preocupación más mencionada. Destaca que el porcentaje obtenido por la falta de trabajo incrementó un 11 por ciento respecto a la edición del estudio hecha en marzo, por lo que las consecuencias de la emergencia sanitaria en el mercado laboral reflejan la incertidumbre que pesa a millones de personas sobre el futuro inmediato de su trabajo. La última actualización de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo del INEGI reportó que 12 millones de personas dejaron de considerarse en la población económicamente activa derivado de las múltiples medidas sanitarias. Este mismo grupo ha dejado de percibir su ingreso y no es posible determinar si habrá una reincorporación a sus trabajos una vez que los sectores productivos empiecen a reiniciar operaciones bajo el esquema de la llamada nueva normalidad.
Inseguridad y pérdida de empleo no es una buena combinación, en realidad nunca lo ha sido, pero en el contexto actual en que la incertidumbre crece es necesario que los gobiernos y la sociedad misma se encuentren preparados para sortear las dificultades que esto genere.
Pese a que las últimas cifras de incidencia delictiva reportadas a nivel nacional y local en el estado de Puebla por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reflejan decrementos en la mayoría de los delitos, esta situación debe ser reflexionada como una fotografía de un momento adverso, donde la movilidad y las rutinas han cambiado significativamente, por lo tanto, también las dinámicas delictivas. Habrá que dar puntual seguimiento a las tendencias en los registros una vez que las medidas de protección permitan mayores niveles de actividad.
La respuesta a la pregunta ¿qué nos preocupa a las y los mexicanos? significa hablar de millones de posibilidades, donde el entorno y los cambios que en este se vayan presentando tendrán un enorme peso.
La administración de la crisis requiere una importante inversión de recursos y de procesos complejos en la toma de decisiones. En este sentido, es vital que para aminorar lo más posible el impacto negativo de la Covid-19, se aproveche esta época para reajustar medidas anteriormente planteadas a fin de revigorizarlas.
La pandemia le pasó por encima a planes, programas y presupuestos, obligando a todos los sectores a trazar nuevas rutas en escenarios no muy claros. Que de estos sucesos se generen oportunidades, depende del fomento a la inteligencia colectiva como herramienta de construcción de soluciones consensuadas a los más importantes problemas públicos.