domingo, noviembre 17 2024

A Ras de Suelo
Por Iván Juárez

Todas y todos deberíamos saber el impacto del paro #UnDíaSinNosotras.

Distintas fuentes estimaron el impacto económico del 9M entre 34 y 43 mil millones de pesos partiendo del hecho que un 40 por ciento de la fuerza laboral del país con mujeres. Inegi y organizaciones civiles estiman que 12.7 millones de mujeres se ausentaron el pasado lunes 9 de marzo.

El 9M cimbró al país y ha ampliado las conversaciones en el espacio público y privado sobre la violencia a la que siguen enfrentándose las mujeres cotidianamente. En este espacio reproducimos parte de una conversación con Pilar Trejo, feminista en construcción como ella misma lo suscribe en la que comparte sus impresiones de este hecho y algunas de las que considera sus causas.

Previo a esta jornada histórica miles de mujeres salieron a las calles a decir ¡Ya basta! como llamamiento a la sociedad, incluidas las autoridades, para frenar esta ola de violencia. Desde 1975 se viene proponiendo realizar un paro de mujeres. Pero este año además de haber sido en gran escala nos deja la apertura de espacios entre mujeres y hombres para reflexionar. El Foro Económico Mundial dice que para acortar esta brecha de género tardaremos 130 años, y los factores importantes para hacerlo son la educación, la salud, la representación política y el trabajo.

Pilar nos compartió lo que para ella son acciones imprescindibles para derrumbar esta brecha. En primera instancia, que los hombres reflexionen en qué está bien y qué está mal en su actuar diario y, sobre todo, en las masculinidades disidentes como alternativas al comportamiento hegemónico machista. Posteriormente, que mujeres y hombres reconozcan las violencias que nos aquejan como sociedad y poner manos a la obra para no hacerlas perpetuas, evitando así que los micromachismos se sostengan en el tiempo al contar con entorno violento e inequitativo que lo permita.

Tratando de saber qué puede hacer un hombre para contribuir desde sus círculos a eliminar todo este andamiaje cultural llamado machismo, Pilar arroja una sentencia muy puntual “si un hombre le dice a otro que está ejerciendo violencia, es más fácil que cambie a que si se lo dice una mujer”. En este sentido estaríamos involucrándonos en el conocimiento, aceptación y confrontación de las violencias no sólo en el plano personal, sino que asumiríamos un rol activo de prevención de las mismas dentro de la sociedad. “Los hombres que van empezando a sumar al tema, tienen que replicar este aprendizaje” asegura la también maestra en Comunicación para el cambio social por la Ibero Puebla.

Los movimientos de días recientes son el reflejo del hartazgo de las mujeres, un experimento social motivado por la ausencia de 10 mujeres que no regresan a casa cada día en nuestro país. Así de terrible es. “Este movimiento inicia de una chispa, pero no se trata de una guerra de los sexos, sino de que los hombres volteen a ver lo que está ocurriendo”.

Complementando las acciones para cambiar nuestro entorno en este tema, es necesario dejar de delegar la educación a la mujer, y abrir espacios donde se den talleres para hombres sobre esta problemática, partiendo de responsabilizarnos, de reconocer nuestra cultura machista, de solicitar políticas públicas efectivas al gobierno, y hacer conciencia de que “este trabajo es de ambos géneros, no solo de las feministas”.

Si no empezamos a destruir estos micromachismos que sostiene esta estructura, no será posible tirar el muro del machismo que nos aqueja, más que como personas como sociedad entera. Gracias Pilar por tus aportes.

*El autor es director de Comunicación del @CCSJPuebla

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