viernes, noviembre 22 2024

TALA/ por Alejandra Gómez Macchia

Y fue Francia quien se llevó la copa del mundo. ¿Francia, los meros franceses?

No. Más bien el equipo francés, es decir, los seleccionados que, en su mayoría son migrantes africanos. Sí, Francia obtuvo el título ¡gracias a los negros!

¿Es incorrecto llamarle negros a los africanos?

En el mundo de lo políticamente correcto lo es. Sin embargo, acá nos pasamos por el arco del triunfo esas bagatelas y podemos decir: los negros hicieron ganar a Francia.

Siempre he tenido una fascinación por África, tanto por su música y danza, pero ante todo por sus gente.

En México no es tan común toparse con africanos. De pronto se les ve, quizás en las carreras o en maratones, donde salen triunfando sin excepción.

He tenido la fortuna de conocer a gente de Guinea y Senegal pues llevo más de diez años practicando las danzas rituales del oeste africano, y debo decir que cada vez que convivo con ellos quedo impresionada por su vitalidad, sus hábitos alimenticios y su extrema disciplina física.

Cada vez que tomo un curso y miro los ojos de los maestros (unos ojos blanquísimos que interrogan y, sí, hasta hostilizan) pienso en cómo fue que los blancos pudieron someterlos durante siglos. A ellos, a los negros, que son verdaderamente poderosos, el hombre blanco los colonizó y los subyugó por una simple razón: la tecnología, porque si el oficio de la dominación se diera por mera fuerza bruta, este mundo estaría al revés.

En estos tiempos en los que hay tanta controversia con el tema migratorio (en este caso en Europa) sería bueno echar un vistazo no sólo en los contras que el fenómeno genera, sino en los pros.

Creo que con este triunfo de la selección francesa queda exhibido un tema: la pureza de la raza es un asunto caduco e impráctico.

¡Vivan los migrantes! (y ojalá llegaran más africanos a México para ver si ya pasamos de la primera ronda en el siguiente mundial).

 

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