miércoles, diciembre 18 2024

por Aldo Cortés

“Hay grandes viajeros que nunca han salido de su barrio y turistas que han recorrido el mundo sin por ello ser viajeros.”  Fernando Sánchez Dragó

La idea de que todo viaje es una aventura hacia uno mismo es tan vieja como el mundo. Desde luego que, todo viaje es un fin sí mismo – o todas las cosas lo son como asevera el Tao -, no obstante, no es un medio, carece de meta.  Una disimilitud matríztica: ¿Turista o viajero?  Mientras que el primero sitúa el viaje en sí mismo, el segundo lo hace por sí mismo; cuestión sintáctica, de preposiciones si es preciso, un complemento pasivo.

¿Viajar al exterior? Sin salir de la casa se puede conocer el mundo; cuanto más lejos se viaja tanto menos se sabe. Cuestión de gustos, de estilo, de carácter, de adicción al azar, a la vita pericolosa. Lo primero no quito lo segundo, a menudo lo complementa y lo facilita. Sin embargo, desplazarse no es viajar, y está muy lejos de ser condición necesaria y suficiente para tan honrosa misiva.

A menudo el compromiso constriñe la libertad; el viaje es la revelación de la soledad, si quieres ser libre no dejes cazarte. El camino, dice Machado, se hace al andar. Lacónico. Las amistades pueden carecer de la frecuencia, y todo buen viajero no busca la verdad, sino encontrarse con la belleza. La amistad es un valor añadido, pero el encuentro de almas sólo sucede cuando el arte subrepticio del viaje termina con el encuentro con uno mismo. Elegir significa renunciar, cuando coges el vuelo de un cielo, automáticamente renuncias a otro. Esto es así. ¡Haz lo posible por recorrer cuantos andenes sean necesarios antes de tomar un tren! Decir adiós es sólo prolongar la despedida, porque, por extraño que parezca, las palabras unen, son promesas suspendidas… y sólo lo conservado por escrito será – o alguna vez fue- realidad. Un buen viajero siempre sabe dónde está la puerta.

La frase que sirve de título para esta entrega se le atribuye a Timothy Leary, un profesor bastante refinado, leído a leguas, vividor en mayúsculas. Dedicó  gran parte de su vida al estudio y análisis de los efectos del LSD, y fue el padre del Movimiento Psicodélico en Estados Unidos. El sacerdote de un salmo pagano. TURN ON, sinónimo de enchúfate, conéctate, arriésgate. TUNE IN, sintoniza, fluye, respira, sigue el ritmo del universo, keep the wave going. Y, por último, DROP OUT, otra forma de concluir -o comenzar-, suéltate, déjate ir, cierra los ojos, pisa el freno a fondo, no tengas miedo en golpearte la cabeza. Traducir no es explicar. El éxtasis del viaje se obtiene haciendo lo contrario a la rutina, viviendo lo que bordea a la muerte, descendiendo al infierno, teniendo tu propia noche oscura del alma, tu gloriosa ascensión al paraíso.

Las líneas rectas están llenas de curvas. Sólo en medio del caos ocurre la iluminación; el viaje es sólo la extensión de otra realidad. Nos mueve a salir de la zona de confort, a superar inseguridades y advertir nuevas. Se disfruta más de la lluvia sin paraguas. Las primeras son las únicas que valen, así que, a mover el culo, nada es necesario en esta vida, ni siquiera nacer. No te preocupes por las huellas del camino, un buen viajero deja semillas por germinar.

Viajar es aprender a reírse, a romper las monotonías y vencer las costumbres. Arriesga siempre; después de todo, morir es lo último que se hace en la vida.

Hay cosas que suceden por última vez, este podría ser tu último viaje.

¡Fino ad allora!

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