miércoles, diciembre 18 2024

Por: Mario Alberto Mejía

La crisis de Juntos Haremos Historia en Puebla ya llegó a oídos del presidente López Obrador.

Muy mal se han tomado las acciones rapaces y poco elegantes de algunos de los principales protagonistas.

Los ejemplos abundan.

Y ruborizan.

Desde Miguel Barbosa —y su prisa por ser de nuevo el candidato a la gubernatura— hasta las ambiciones desmedidas de Gabriel Biestro y Nancy de la Sierra, todo se conoce ya en Palacio Nacional.

La conclusión es una:

Si hasta en los aliados hay traiciones, qué se puede esperar.

El diputado local Héctor Alonso Granados, quien se ufana de escribirse tres veces al día con Elba Esther Gordillo, evidenció públicamente el viernes pasado a José Juan Espinosa durante la sesión de la Comisión Permanente.

Ahí, luego de llamarlo plagiario e ignorante, dijo que no fuera hipócrita —con aquello de evitar ser “juez y parte’—, pues en una cafetería le pidió el apoyo para hacer de su esposa —la senadora Nancy de la Sierra—candidata de Juntos Haremos Historia a la gubernatura, en lugar de Miguel Barbosa.

La acción, al decir de otros morenistas, se repitió en otras mesas.

Espinosa, al decir de Alonso Granados, quería tres cosas: descarrilar a Biestro, poner de interino a Enrique Cárdenas y entronizar a su mujer en la candidatura.

Dicha estrategia le pegaba sobre todo a Barbosa, pues él —por encima de todo— quería a Biestro en la gubernatura interina para que desde ahí desviará toda clase recursos —económicos, humanos, políticos, electorales y sociales— a su nueva campaña.

La ambición de ambos grupos quedó evidenciada.

En México tomaron nota y movieron horizontalmente la cabeza.

Tras la exhibición de miserias de la que hicieron gala Espinosa y Alonso, Barbosa encabezó a título de líder moral una conferencia de prensa en el hotel en el que ha rentado tres habitaciones diarias durante más de un año: el Crowne Plaza de Hermanos Serdán.

Ahí ocurrieron varias cosas:

Nancy de la Sierra regresó a las actitudes serviles que siempre ha tenido con Barbosa, quien la miró con enorme suspicacia a lo largo de esa clínica de odio.

Y más:

Biestro dejó atrás sus “vulgares ambiciones” —como las llamó Espinosa— y se tragó sus palabras de que buscaría ser el gobernador interino.

Luego, al más puro estilo pugilístico, Biestro y Espinosa hicieron como que eran tan amigos como siempre al tiempo que se abrazaban y se levantaban los puños.

(En realidad ambos quedaron severamente resentidos, tanto así que el presidente de la Junta de Coordinación Política ha empezado a decir que José Juan se va a arrepentir de haberlo descarrilado).

Este teatro de traiciones, delaciones, cuchilladas y falsos abrazos se da en un momento en el que todos estos actores —y actrices— se han declarado de luto por la muerte de Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle.

Están de luto, sí, como los cuervos.

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Un Año sin don Pedro

El viernes pasado, en medio del marasmo que se vive en Puebla, el Seminario de Cultura Mexicana, capítulo Puebla—encabezado por David Villanueva—, rindió un homenaje a don Pedro Ángel Palou Pérez.

Fritz Glockner fue el primer orador.

Y lo hizo desde su condición de pupilo, y con esa irreverencia que carga desde siempre.

Sus palabras llenaron el salón del Centro de Convenciones y crearon la sensación de que por ahí, en algún rincón, andaba el entrañable don Pedro.

Luego habló Javier Palou, hijo del homenajeado y Jefe de la Oficina de la Presidencia Municipal.

Recojo algunas líneas de su discurso que el lector podrá leer completo el martes en 24 Horas Puebla:

“La Casa de la Cultura, representó y representa el lugar de

aprendizaje y madurez de muchos artistas le debe su vida a

Pedro Ángel Palou Pérez. Ahora lleva su nombre. Hoy aquí

refrendamos a un año de la muerte de mi padre, su legado. No

por nostálgicos, lo que no le gustaba, sino por el futuro de

Puebla, su casa verdadera. Solo pensando en el futuro podemos

honrarlo de verdad. Vida eterna a la Puebla que él amo, y a

Pedro Ángel Palou Pérez, su gran promotor. Lo mencioné en el

discurso del año pasado; por el bien de Puebla, tenemos que

hacer que regrese la actividad y la alegría a esa Casa de Cultura”.

Claudia Rivera Vivanco, presidenta municipal de Puebla, cerró el homenaje con un discurso sobre el oficio del cronista.

He aquí unas líneas:

“Pedro Ángel Palou le entregó a Puebla primera Casa de la Cultura; cuando en la ciudad no existían las instituciones culturales, el historiador fundó esta institución clave para la cultura del centro del país.

“Don Pedro relataba a sus amigos que el primer domingo que entró en funcionamiento la institución, él mismo salió a la calle para invitar a las familias poblanas a  cultivarse en el recinto.

Pedro Ángel Palou Pérez le solicitó al entonces gobernador Guillermo Jiménez Morales que creara en Puebla, la Secretaría de Cultura.

“El entonces gobernador, atendió la petición y nombró a Pedro Ángel Palou Pérez, como secretario de cultura, dando Puebla el ejemplo de su compromiso con su herencia histórica, su patrimonio y su cultura”.

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