domingo, noviembre 24 2024

En América Latina, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por neoplasia en la mujer. El 90 por ciento son detectados en etapas III y IV, cuando los tratamientos ya son poco efectivos. En México, los estados de Aguascalientes, Campeche y Colima son los de mayor incidencia en este mal. Con 2 mil casos al año, Puebla se ubica en la media nacional.

          Dada la problemática de este padecimiento, resulta importante el uso de nuevas tecnologías para disminuir su mortalidad. En este sentido, investigadores de la Facultad de Medicina de la BUAP evalúan si el uso de trastuzumab (terapia de anticuerpos monoclonales) repercute en menores tasas de deceso en pacientes con cáncer de mama, atendidas en el Hospital Universitario de Puebla (HUP).

          María Elena Cárdenas Perea, coordinadora de esta investigación, indicó que trastuzumab se utiliza cuando las células cancerosas tienen altos niveles de una proteína llamada receptor del factor de crecimiento epidérmico humano 2 (HER-2), la cual afecta al 20 y 25 por ciento de pacientes con esta neoplasia.

          El gen HER-2 -también llamado factor de crecimiento epidérmico humano- se encuentra en todas las células y tiene como función la multiplicación de estas. En el cáncer de mama este gen se encuentra sobre expresado, por lo que hay más receptores en la membrana y un aumento acelerado en el número de las células.

          Tener esta proteína era un mal pronóstico para la paciente, porque significaba un avance rápido de la enfermedad. A mayor proliferación celular, mayor capacidad de metástasis. Ahora, “con la terapia de anticuerpos monoclonales se ataca al gen en cuestión y las células detienen su crecimiento”, señaló Karen Mayte Sánchez Matus, egresada de la Facultad de Medicina.

          La investigación se encuentra en etapa inicial. Por el momento se valora la efectividad de este tratamiento a través de criterios de evaluación en tumores sólidos (RECIST, por sus siglas en inglés), para observar la reducción o aumento del tamaño del tumor, así como la aparición de nuevos. Además, se analiza la base de datos de las pacientes para identificar factores de riesgo comunes y, de ser posible, incidir en ellos mediante prevención primaria.

          En este trabajo participan Karen Mayte Sánchez Matus, recién egresada y ex becaria del Programa Nacional de Servicio Social en Salud, en el Sistema Nacional de Salud; Rafael Figueroa García, Lorena Sánchez y Óscar Eduardo Cadena Garduza, estudiantes de la Licenciatura en Medicina.

          En esta línea de generación de conocimiento se trabaja de la mano con el Departamento de Oncología Médica del HUP, con los doctores Luis Alfonso Adel Álvarez y José Luis Gutiérrez Herrera.

Descubriendo factores de riesgo

El Departamento de Oncología Médica del HUP atiende a un número aproximado de 250 pacientes, de ellos 30 presentan cáncer de mama. A esta población, se aplicó encuestas para obtener características sociodemográficas y solicitó estudios de imagen para determinar dónde se encuentra el tumor, su tipo y tamaño. En las biopsias se verificó que la mitad son portadoras del gen HER-2.

          Desde hace seis meses, el equipo liderado por la doctora María Elena Cárdenas trabaja con 15 pacientes que cumplen con los criterios y son portadoras del gen HER-2 positivo en la biopsia. Cada mes, evalúan su respuesta a la terapia y realizan pruebas de imagen.

          “La respuesta a trastuzumab se puede observar a partir del primer mes, pero para no generar falsos positivos a las pacientes se les indica más tiempo con el tratamiento. Asimismo, verificamos en qué etapa funciona mejor la terapia”, expuso Sánchez Matus.

          La edad, el tipo histológico, la etapa del tumor, existencia de metástasis, antecedentes familiares y los medios del hospital o institución, entre otros parámetros, permiten evaluar el tipo de tratamiento que requiere la paciente: radio o quimioterapia, así como exéresis quirúrgica (extirpación del tumor), comentó la doctora Cárdenas.

          Óscar Eduardo Cadena Garduza explicó que el tejido mamario, al ser una glándula, tiene predisposición a sufrir cambios, como las mutaciones hereditarias de riesgo en los genes BRCA1 y BRCA2, los cuales son supresores de tumores que participan en el control del ciclo celular y en los sistemas de reparación del ADN.

          La edad avanzada es el factor de riesgo más importante para el cáncer de mama. Otros factores que influyen en aumentar su riesgo son antecedentes familiares, obesidad, tabaquismo, ingesta de alcohol, uso de tratamientos hormonales y exposición de la mama o el pecho a la radiación. Generalmente, el cáncer de mama se detectaba en pacientes de 46 a 49 años. Sin embargo, hoy en día afecta incluso a mujeres de 30 años.

          María Elena Cárdenas Perea, integrante del Cuerpo Académico Medicina Experimental, enfatizó que uno de los cometidos principales de este trabajo de investigación es estadificar a las pacientes con cáncer de mama, para proporcionarles un diagnóstico y tratamiento adecuado.

          Lorena Sánchez insistió que las mujeres desde jóvenes deberán prestar atención a señales de advertencia del cáncer de seno, por ejemplo presencia de un bulto, endurecimiento o irritación.

         Para  finalizar, señalaron que la prevención mediante exploración física de mama, la detección temprana, así como introducir otras técnicas de diagnóstico y terapias deben incidir en una mejora de la calidad de vida y en una disminución de las tasas de morbimortalidad.

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