sábado, noviembre 23 2024

La Quinta Columna
Por Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Beatriz vino a Puebla, pero no en calidad de Primera Dama —cosa de la que renegó desde el día 1— ni como presidenta honoraria del consejo asesor de Memoria Histórica y Cultural.

Vino, sí, en su calidad de poeta al Museo Internacional del Barroco —¡Todavía se llama así!

Pero no vino sola.

Con ella estuvieron en el escenario el genial flautista Horacio Franco y un trovador chileno que es una mezcla de Silvio Rodríguez y Palito Ortega: Manuel García.

Beatriz presentó en ese contexto su más reciente libro de poemas: Corina.

Los editores son de origen colombiano: Uniediciones y Casa de Poesía Silva.

Ella misma siempre ha argumentado que antes que nada es poeta, y así lo dejó en claro este lunes.

Hay que decir que el espectáculo no fue abierto.

(Hubo boletos repartidos con anterioridad).

Fuera de protocolos, Gutiérrez Müller llegó al Barroco sin el tradicional despliegue de Suburban prietas que suelen ir detrás de las esposas de los presidentes de México.

Tampoco hubo feria de guoquitoquis en el auditorio.

En pocas palabras: no se vio la tradicional parafernalia en ninguna parte del Barroco.

Ni adentro ni afuera.

Incluso, Beatriz fue vestida de manera informal: pantalones y blusa.

Nada de joyas ni collares de perlas.

(Como también acostumbraban las primeras damas).

La poesía de Beatriz, hay que decirlo, está llena de vegetación y metáforas cálidas.

No declamó.

Faltaba más.

Leyó sus poemas con una naturalidad que también está muy lejos de sus antecesoras.

¿O el hipócrita lector se imagina a la Gaviota o a Martha Sahagún en un contexto así?

¿Y qué decir de la ya desaparecida Carmen Romano de López Portillo?

Los tiempos de la 4T son otros, y eso se notó la tarde-noche de este lunes.

Incluso Beatriz se dio tiempo para firmar decenas de ejemplares de su libro.

Nota Bene: entre los espectadores hubo de todo: muertos vivientes, estudiantes de Bachillerato, voceros de Enrique Cárdenas y amigos y familiares de Beatriz.

Destacaron en primera fila: Gabriela Gutiérrez Müller —hermana de la poeta— y sus talentosos hijos.

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