martes, noviembre 26 2024

El reconocido y controvertido abogado se instaló en el ojo del huracán a mediados de marzo cuando el hoy gobernador Barbosa era candidato.  

Una mañana, David Méndez convocó a rueda de prensa en el Quinta Real, y ahí entró acompañado de su hijo.  

Carlos Meza Viveros es de los pocos personajes que aun sin ostentar un cargo público, atrae los reflectores y los micrófonos.  

Desde que fue secretario de gobernación con Manuel Bartlett era un provocador. Luego en sus épocas de diputado local se encargó, muy a su estilo, de poner en jaque tanto a sus compañeros como al entonces gobernador Melquiades Morales.  

Meza Viveros genera sentimientos encontrados porque su personalidad choca con el establishment de los poblanos; por un lado, como jurista, es muy respetado (y /o temido). Por su despacho han desfilado ene cantidad de personajes en busca del litigante febril que no pierde un asunto, sin embargo, Meza decanta sus decisiones frente a un tablero de ajedrez y cala al cliente antes de tomar el caso, si el solicitante es alguien a quien considere una lacra, ¡cierra la muralla!, como sucedió cuando Kamel Nacif lo buscó para que lo defendiera de lo indefendible. 

El abogado es un hombre excéntrico y extrovertido, aunque no se deja ver muy seguido por los restaurantes y los desayunaderos que frecuenta la clase política. Pero si va por las calles del centro, los voceadores, los policías, los boleros, los estudiantes, los líderes sindicales, los hombres y las mujeres que conforman el fresco urbano, se detienen a platicar con él sin recelo. Y él contesta caldeadamente y sin prisas mientras el bolero le lustra los zapatos o mientras el vendedor de lotería le ofrece una serie afortunada; en todos estos escenarios interpreta el rol que mejor le sale: Carlos Meza en el papel estelar de Carlos Meza. Hablando fuerte, áspero, rudo… sacando un nutrido repertorio de frases que ha utilizado siempre para sorprender a los incautos. Meza no le teme a las palabras; sabe que ora son dagas y otras veces bálsamos. Bofetada o apapacho, según la ocasión. 

Entre los políticos poblanos es una rara avis: no guarda las formas de lo políticamente correcto. Los reporteros lo buscan porque saben que dará nota. El abogado sabe que con un toque de sal la herida vuelve a arder. 

Quizás por eso Miguel Barbosa le pidió ser el encargado de comunicar lo que traía en mente durante la campaña, sin embargo, entre ellos ya existía una amistad previa que se reforzó conforme transcurrieron los días y las ruedas de prensa y la guerra tuitera que emprendió contra los adversarios del candidato.  

Un personaje así, evidentemente, no es monedita de oro para quien está del otro lado resistiendo la embestida. Sus patiños favoritos de este año fueron Lozano Alarcón, Enrique Cárdenas, José Juan Espinosa y Rodolfo Ruiz. 

Como articulista de varios medios impresos y digitales no regatea caracteres a la hora de fijar una postura o enviar un mensaje siciliano.  

En su hábitat, dicen, es una especie de árbol frondoso que guarece a los suyos de las tormentas.  

El año que termina deja muchas preguntas en el aire respecto a qué lugar tomará en el tablero del ajedrez de la 4T en Puebla.  

Si algo ha a prendido Carlos Meza es que el único amo de un ser humano es el deseo y que la esencia real de la bondad sólo se halla entre las cosas que están bajo tu propio control.  

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