La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía
Eudoxio Morales, diputado federal que se dice doctor, respondió una reciente columna mía con una pobrísima redacción —hija de la malaventura y la pena ajena.
(Hija también, faltaba menos, del analfabetismo funcional).
La primera pregunta que surge es inevitable:
¿Cómo le hizo este personaje del Capulinita y del Sensacional de Traileros para cursar la primaria, la secundaria, el bachillerato y la universidad con tan patética redacción?
La segunda pregunta es un poco más modesta:
¿Cómo le hizo este doctor en Economía y profesor e investigador —ya jubilado— para pergeñar un libro lleno de faltas de ortografía desde la primera hasta la última página?
Siempre me he burlado —un poco— de este intelectual del ladrillo en otras columnas, pero en su respuesta clandestina vía Facebook deja ver fantasmas que no le conocía.
De entrada, responde una columna de quien esto escribe dirigiéndose a una “directora” inexistente, fruto, sin duda, de su inestabilidad matemática-emocional.
Vea, pues, el hipócrita lector lo que este hijo del Sensacional de Teiboleras me responde:
“Directora: dígale Mario Alberto Mejía; mercenario, que todo lo que dice es absolutamente falso, NO tengo ninguna demanda de acoso sexual en la BUAP en 33 años, al menos que la fabriquen de última hora, lo de la deuda pública comprueba mi hipótesis de mi investigación, con las corridas financieras, en función de los altas tasas de interés y los años, la deuda pública en Puebla, es más alta que los 70 mil millones, que calcule, avísele al seudoperiodista, que lo retó públicamente a donde quiera y donde quiera a que sostenga sus falsedades, obvio de economía y finanzas, sabe lo que yo de astronomía, y por por último, le corresponde a las autoridades correspondientes, auditar o no a la BUAP, pena le debe dar al rector tener gente corrupta y sin escrúpulos, como usted, saludos, ya pórtese bien, deje de viajar a costa del erario de la BUAP”.
Le dejo al lector este vivo ejemplo del Sensacional de Madrotas para que vea que no edité el español de quinta del “doitor”.