domingo, diciembre 22 2024

Por Alejandra Gómez Macchia

Me declaro incompetente para traducir lo que intenta hacer el presidente poniendo como fecha para su absurda rifa el día 9 de marzo; justo el día en el que se ha convocado a que las mujeres desaparezcamos del mapa con la única finalidad de mostrar el hartazgo desde las penumbras.

Hay veces en las que surgen dos escenarios en mi cabeza cuando pienso en López Obrador: o es un genio maquiavélico que juega con las mentes de los detractores que inmediatamente van a saltar histéricos ante  su provocación, o le falta alguna enzima cerebral, por lo cual va de despropósito en despropósito.

En ambos escenarios suele surgir otra pregunta: ¿nadie lo asesora? Y de inmediato la respuesta: no, pues no creo que se deje, ¿verdad?

Cada mañana recibo la llamada telefónica de una amiga antipejista. Hablamos de muchas cosas: de mi hombre, del suyo, del clima, de la última serie de Netflix… pero siempre, sin falta, ha de hacerme un comentario antes de colgar: ¡chinga a tu madre tú y todos los que votaron por AMLO! A lo cual yo siempre reviraba con alguna frase perfectamente hecha para defender lo que hasta hace poco creía como un acto de congruencia.

Sin embargo, me he ido quedando sin municiones para dispararle. Y es que simplemente, por leyes de la probabilidad, el segundo escenario que construí para dar respuesta al modus operandi del presiente es el que gana por default, ya que, para ser maquiavélico se necesita esa enzima que creo que le hace falta.

¿En serio?

¿Es una burla?

¿Acaso la rifa es neta, neta?

Sí. La rifa va, aunque el avión se vaya a volar a la chingada, lejos del ganón.

¿Y es cierto que el señor anunció que la venta de cachitos comienza justo en un día tan importante?

Claro. Si él tiene el timming perfecto. AMLO es infalible, coño. Con tantos años persiguiendo “la grande” no puede equivocarse, man.

Y sí. La volvió a hacer. Salió a su conferencia con esa calma chicha que lo precede y llega antes que él adonde va, y dijo que: ¡chingá, qué felicidad! ya está listo el desmadre y la rebatinga va a estar gruesa (no lo dijo así, pero si le pusiéramos subtítulos a su cabeza resultaría parecido).

El 9 de marzo, señoras y señores. Amiguitas y amiguitos. El 9 de marzo. ¡Touché!

¿Por qué? Pues porque sí. ¿Por qué no, ¿eh?

Por que se le hinchó la gana, aunque la gana no se hinche.

Frente a esta escena no pude más que preguntarme: ¿es una tragedia o es una comedia tener un presidente como él?

Que respondan las mayorías. Yo me considero incompetente.

Mi amiga me mienta la madre todos lo días. Todos sin excepción. Ella es una hater fiel de AMLO. Yo no era una AMLOVER, pero mi chairo interno a veces hablaba por mí. Se me quería salir el muy jijo aunque lo tuviera bien dopado al jijoesu….

Hoy ha muerto definitivamente ese chairo interno. Ya lo había revivido con adrenalina y otras drogas, sin embargo, caput, finito, ya estiró la pata, ya bailó las calmadas, ya se lo llevó la voladora.

Amiga: tengo el corazón herido, como dice el clásico del karaoke…

Ya no necesitas mentarme la madre diario mientras me alacio el pelo y tomo el tercer café por las mañanas. He llegado a una conclusión: sea tragedia o sea comedia, el director de esta obra es más malo que Juan Orol y que Ed Wood juntos.

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